Juan Rulfo solía decir que el primer paso para escribir era imaginar un personaje lo más detalladamente posible: una vez que se habían visualizado sus rasgos, que se conocían sus miedos y sus ilusiones, bastaba con seguirlo para obtener una buena historia.
Fuegos Fatuos, primer libro de Alfredo Loera (Colección Siglo XXI escritores coahuilenses, tercera serie, 2010) parece armado bajo esa tradición. Los siete relatos que contiene nos enfrentan a personajes a los que seguimos en su desesperación por arrancarse el miedo: hombres solitarios que buscan mujer y encuentran muerte.Empleadas de maquiladora que ven pasar, uno tras otro, días idénticos como los pantalones que pasan por la banda de producción. Adolescentes que visitan un burdel en busca de virtuosas.
Una de las virtudes de Fuegos Fatuos es la capacidad para borrar la frontera entre lo subjetivo y lo objetivo. En ese sentido, encontramos aquí excelentes pasajes en los que de pronto, como un destello, vislumbramos eso que Freud llamaba "lo ominoso". El mundo, tal como lo conocemos, puede cambiar en un parpadeo. Poco importa si ese cambio ocurre sólo en nuestra cabeza, pues nadie puede abandonarse y dejar de ver el mundo sin ese oscuro filtro que son los recuerdos y las obsesiones personales.
El autor utiliza esa capacidad para describir ambientes familiares que de pronto, en un par de líneas, se vuelven sórdidos. Para hacerlo no recurre a herramientas efectistas ni a atmósferas enrarecidas, sino a la descripción certera de miserias cotidianas.Cito el segundo relato, titulado Aquella luz púrpura: "Se metió a la ducha, sorbió un poco del líquido que escurría por su cabeza, no era bueno beberlo, sobre todo porque vio en la cisterna flotar algunas cucarachas muertas". Esta propensión al detalle, el magnífico oído con que están construidos los diálogos y el aliento sostenido de algunos relatos (Aquella luz Púrpura, Fuegos fatuos) hace pensar que Alfredo nos dará novelas en un futuro cercano. Por cierto, Fuegos Fatuos está a la venta en la Librería del Fondo de Cultura Económica, junto al Teatro Isauro Martínez.