El miércoles, dos de nuestros grandes escritores, Vicente Leñero y José Agustín, recibirán la medalla Bellas Artes. En la ceremonia participará el también escritor Ignacio Solares y el actor Jesús Ochoa. Este último leerá fragmentos de De Perfil, novela emblemática de José Agustín, y también algunos de los cuentos de Gente Así, el más reciente libro de cuentos de Leñero. Eso me da pie para compartir algunas de mis impresiones sobre ese volumen, que veo en relación directa con La Polvareda, primer libro de cuentos de Leñero (publicado en 1958).
Si se me permite el símil, con este par de libros ocurre algo parecido a lo que sucede con una de las obras maestras de la música occidental: El clavecín bien temperado, de J. S. Bach. Esta obra del compositor alemán también está formada por dos libros escritos en momentos muy distintos (con un lapso de veinte años entre su publicación), que sin embargo comparten el mismo esquema: cada libro comprende 24 preludios y fugas que exploran todas las tonalidades de la música occidental. Se trata entonces de una colección que abarca 48 preludios y 48 fugas cuyo objetivo es al mismo tiempo teórico y didáctico, según el propio J.S. Bach apunta en el prólogo: "El clave bien temperado, o preludios y fugas en todos los tonos y semitonos (...) están compuestos para la práctica y el provecho de los jóvenes músicos deseosos de aprender y para el entretenimiento de aquellos que ya conocen este arte".
Puestos uno frente a otro, Gente Así y La Polvareda muestran la variedad de temas que obsesionan a su autor. En las páginas de ambos -como en la vasta obra que hay entre los dos títulos- habitan albañiles, sacerdotes, escritores, obreros, periodistas y jugadores de beisbol. Si La Polvareda comienza con el cuento del mismo nombre escrito en clave rulfiana, Gente Así arranca con "La Cordillera", cuento en el que un joven estudiante de letras copia el estilo de Rulfo y acaba la novela inconclusa del autor de Pedro Páramo. Si hace cincuenta años "El albañil muerto" era una exploración que anunciaba lo que años más tarde sería Los Albañiles (Premio Seix Barral 1963), "A la manera de O'Henry es un cuento que toma como pretexto una historia de albañiles para hacer un inteligente juego con el autor norteamericano. Y si La Polvareda incluye "Navidad en el cerro" como una variación del nacimiento de Jesucristo, Gente Así contiene "Belén", cuento con final sorpresivo que reconstruye, también con alteraciones, la historia bíblica. Ajedrez y béisbol son quizá los únicos temas que no aparecen ni siquiera mencionados en la ópera prima y que después se volverá una constante en la obra de Leñero.
Del contrapunto que forman La Polvareda y Gente Así, podemos sacar en claro que Leñero ha sido fiel a sus obsesiones, de las cuales la primera es el impulso creador. Medio siglo después, aquel joven ha producido una extensa obra y a fuerza de convivir con las palabras ha logrado arrancarles los secretos del oficio.
De Gente Así contiene relatos que se leen de un tirón, páginas que atrapan a los lectores. En ambientes descritos con precisión y eficacia se mueve una turba de personajes que habitan en distintos momentos y en distintas latitudes, pero que se arrastran hacia finales fatídicos movidos por el rencor o por el sentimiento de culpa. Diálogos escritos con un oído bien temperado que reproducen con envidiable naturalidad las formas de hablar, y que fluyen con una sencillez lograda a base de trabajo. Gente Así es un magnífico libro porque además de aplicar las herramientas de la narrativa, Leñero enriquece sus libros con elementos del teatro, del periodismo, del cine y hasta del ajedrez.
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