Espectáculos Miss Universo 2025 Miss Universo Christian Nodal Julión Álvarez

EL SÍNDROME DE ESQUILO

ENIGMA DEL NIÑITO BUENO Y DEL NIÑITO MALO

VICENTE ALFONSO

Hay en la Tv. una campaña en la que actores, futbolistas y cantantes recomiendan a los televidentes "leer con sus hijos veinte minutos al día". Quienes protagonizan esta pobrísima campaña (que paradójicamente, debió costar millones) lo hacen con expresión de duda, como repitiendo una fórmula mágica que automáticamente harán de nosotros y de nuestros hijos mejores ciudadanos. Lo raro es que ninguno de los anuncios contiene recomendaciones específicas.

¿Da lo mismo leer cualquier libro? ¿El truco surtirá efecto igual con cómics que con recetas de cocina, libros de monitos? Ya estoy viendo que por allá, cejijunto y malencarado, algún lector puso el grito en el cielo y ha dicho la palabra "literatura". Pero con esas cinco sílabas sólo conseguimos acotar la duda. ¿Alguien sabe cómo opera la literatura para formar mejores ciudadanos, mejores mexicanos?

Recientemente abordé este tema en una charla, poniendo como ejemplo el enigma que queda planteado en un par de historias que se cuentan entre lo mejor de la literatura universal. Hablo de "Historia de un niñito bueno" e "Historia de un niñito malo". Ambos relatos fueron escritos por Mark Twain, y recientemente apareció una genial edición para niños, publicada por el Fondo de Cultura Económica.

Los cuentos pueden resumirse así: Jacob obedecía siempre a sus padres, iba a la escuela, rezaba siempre y jamás hacía travesuras. Más aún, leía las historias que el profesor de catecismo les recomendaba, en donde siempre había niñitos buenos. La ambición de Jacob era aparecer en una de esas historias, por eso se esforzaba en hacer siempre lo correcto. Por desgracia, todo le salía al revés. El día que vio a otro niño robando manzanas, se acercó a regañarlo, con tal suerte que una rama se rompió y el niño ladrón cayó sobre él: Jacob terminó con una pierna rota y el otro niño resultó ileso; otro día quiso alimentar a un perro hambriento y, en lugar de lamerle la mano agradecido, el perro lo mordió. Al final del cuento Jacob ve unos niños que se divierten atando un bote de nitroglicerina a un grupo de perros callejeros. Al querer ayudar a los animales, Jacob estalla junto con ellos y muere.

Jim es todo lo contrario: un niñito malo, lo que se dice malo. Vierte chapopote en el frasco de la mermelada, roba manzanas (y aquí las ramas nunca se rompen), falta al catecismo para irse a pescar, hace travesuras y le echa la culpa a sus compañeros de escuela. Por extraño que parezca, a Jim siempre va bien. Tanto, que el cuento termina así: "Jim creció, se casó y tuvo muchos hijos, y una noche les rompió la crisma a todos con un hacha. Se hizo rico mediante toda clase de artimañas y engaños. Ahora es el bribón más cruel y despiadado de su pueblo, es universalmente respetado y tiene un puesto en la Cámara Legislativa. Como puedes ver, nunca hubo un James malo en los libros de catecismo que tuviera la buena fortuna del pecador y suertudo Jim".

¿Qué pasa? ¿Qué tenía en la cabeza Mark Twain al escribir esas historias? ¿Por qué publicaron este libro los del Fondo de Cultura? No se trata de un error: he consultado mis ediciones autorizadas y sí: Jacob, el niño bueno, muere al final. Y Jim, el niño malo, tiene todo lo que quiere y jamás es castigado. ¿Será un plan financiado por el crimen organizado para ganar adeptos? Leer este libro con un pequeño toma unos veinte minutos, y las ilustraciones son buenísimas. Pero las moralejas parecen cambiadas. ¿Qué ocurre? Me interesa escuchar las opiniones de mis cuatro lectores. Prometo regalarle el libro al primero que me envíe sus comentarios. A sus hijos les va a encantar.

Comentarios: Vicente _ alfonso@yahoo.com.mx

Leer más de Espectáculos

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Espectáculos

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 675202

elsiglo.mx