Allá por los años cuarenta los adolescentes lanzábamos grandes bocanadas de humo ¿por imitación?, ¿por sentirnos muy hombres? o ¿por qué los demás fuman y yo no? Contribuía a tomar la decisión ver a admirados artistas hollywoodenses de las cintas de celuloide al enigmático Humprey Bogart, echándole los perros a Lauren Bacall, cuya voz, la de él, remedaba el canto amoroso de una rana enamorada bajo la luz de la luna, eran nuestros ejemplos a seguir, o en el cine mexicano, Ay Jalisco no te Rajes, con el charro cantor Jorge Negrete llevándole serenata a Gloria Marín al pie de su ventana, con el mechón de pelo en la frente y el cigarro colgando de sus labios, disparando sus revólveres al unísono, cuya característica era pegarles un tiro entre ceja y ceja a los malosos. La sala majestuosa donde se exhibían los filmes, aquí en Torreón, era la del teatro Isauro Martínez. Había fumadores que no esperaban a los intermedios y en plena función el humo era denunciado por el proyector, en cuyo haz de luz danzaban las mortíferas nubes de tabaco expelido por los anónimos chacuaqueros, cuyo vicio les hacía ignorar que podrían incendiar el lugar.
Para que es más que la verdad, creíamos sinceramente que fumar era un placer sensual por lo que no le poníamos reparo alguno. Estábamos ignorantes de los estragos que causa en el organismo humano. El enfisema pulmonar es suficiente razón para dejar el tabaco. Se caracteriza por la obstrucción permanente, progresiva y casi siempre irreversible, del flujo de aire en los pulmones. Es de las enfermedades conocidas con las siglas EPOC la que una vez diagnosticada es difícil de curar. Los pulmones pierden su elasticidad, haciendo la respiración dificultosa e ineficaz para llevar oxígeno al cuerpo. He sido testigo, a mis años, de infinidad de decesos provocados por este mal. Si usted fuma deje de hacerlo, sin mayor dilación. ¿Se fatiga fácilmente? Es tiempo de acudir con un facultativo. Un endiablado vicio que irrita sus vías respiratorias, lo hace toser, arrojar flemas y provoca un aliento repugnante y apestoso. Sus conocidos le recomiendan en tal caso que les hable de ladito. A la larga le produce bronquitis crónica (inflamación de los bronquios) y quizá, y sin el quizá, dificultad para respirar. La manera de combatir este mal es proveyéndose de un tanque de oxígeno, que es sólo un paliativo. Varios compañeros han sufrido de este mal y no son capaces de caminar unos metros sin extenuarse.
¿Ha visualizado los pulmones de un fumador empedernido? Son para asustar a cualquiera que le tenga amor a la vida. Es un órgano que sano, en personas que no fuman, reboza de un color rosáceo. Los de un fumador son negros cenizos, pareciera como una carne a asar que ha quedado expuesta a la lumbre más tiempo del necesario. La radiografías los muestra oscuros, como si estuvieran de luto, sabedores de lo que les espera a la vuelta de los meses al resto de los órganos. Si usted fuma agarre la cajetilla y arrójela, después de estrujarla, lo más lejos que pueda, prometiéndose no volver, nunca más, a consumir tabaco. Repítase una y otra vez, que dejará ese maldito vicio. Sí, sí, sí, sé que está usted pensando que puede dejar de fumar cuando se lo proponga. Pues perdone que lo contradiga: es usted un adicto al consumo de la nicotina que actúa sobre el sistema nervioso central, sufriendo una dependencia física y psicológica. El fumador trae los pulmones ya estropeados, arrastrando un tanque de oxígeno, respira trabajosamente, como un pez sacado del agua, abriendo y cerrando su boca, y continúa, a dale y dale, succionando el humo del cigarrillo sin parar. Tal es la seducción que ejerce en el organismo la nicotina.
No importa que sepamos que el tabaco es la primera causa de invalidez y muerte prematura del mundo, hacemos oídos sordos y ya sabemos que no hay peor sordo que el que no quiere oír. En la envoltura se grabó que ese producto puede ser nocivo para la salud, lo que no redujo su venta. Después se anotó en la cajetilla que podía ser causa de cáncer, inútil advertencia los jóvenes siguen siendo atrapados por ese vicio. Agregue a lo anterior que el humo no sólo perjudica al que fuma sino también a los que respiran el mismo aire contaminado, o sea los llamados fumadores pasivos. Ya no hablemos del costo para el bolsillo. El fumar puede ser causante de cáncer de pulmón, de bronquitis y del enfisema pulmonar, desde luego que es un problema de salud pública. Hay varios compuestos químicos en el humo del tabaco, que si pudiéramos verlos nos pondrían los pelos de punta, pues son la principal causa de mortalidad y de las enfermedades atribuidas al tabaco. Quizá ponga en alerta a los futuros fumadores si hablamos de un compuesto específico: el cianuro de hidrógeno. Gas utilizado en los campos de exterminio de Adolfo Hitler, en la segunda Guerra Mundial. Eran llevadas las víctimas a las cámaras de gases, que consistían en cuartos sellados, donde apretujadas, debajo de regaderas, morían sin más, al inhalar el fluido. En fin, este vicio, el del tabaco no tiene fin.