Las obras. La compañía coahuilense de Teatro La Gaviota, cuenta con ocho puestas en escena de repertorio, todas de contenido social, escenificando entre otras la obra de la escritora mexicana Elena Garro.
Además de una manifestación artística que comunica su discurso a través de herramientas como diálogo, gestos, escenografía, música y vestuario, entre otras, el teatro es un transformador social de conciencias. Hoy en el Día Internacional del Teatro, la activista de Uganda Jessica A. Kaahwa, hace un llamado para entender el teatro como servicio a la humanidad.
"Definitivamente yo en lo personal no entiendo el teatro de otra manera que no sea a través de su función social", afirma el director y actor lagunero Gerardo Moscoso, quien a través de años de experiencia, considera que la única manera de fortalecer la democracia, es con la cultura, con el teatro, que debe reflejar la realidad que lo rodea, llevando al espectador a una reflexión.
"Creo que la manera de hacer frente a la violencia, es a través de una propuesta teatral que se burle, retrate, cuestione la realidad donde se está. Nos han hecho creer que el teatro es para distraer y no es así, eso no me interesa, lo respeto, pero si no es una herramienta de sensibilización, no tiene sentido", comentó el director de la Compañía Coahuilense de Teatro La Gaviota.
Moscoso, quien actualmente es titular del taller de teatro del Icocult, cuya sede es el Teatro Salvador Novo, ubicado en la antigua estación del ferrocarril, una de las mayores zonas de conflicto de la ciudad, dice orgullosamente que ni la presencia de los delincuentes, ni el sonido de sus metralletas, han logrado bajar el interés del grupo que actualmente trabaja allí.
Adolescentes, jóvenes, adultos e incluso ancianos que tras un proceso de formación intensa, han tenido éxito con puestas en escena como "El viaje a los cantores", un trabajo reseñado por críticos y comentaristas nacionales de teatro. Quienes ven en esta labor, un ejemplo del teatro como un factor capaz de transformar un entorno social hostil a través de los participantes.
LA MIRADA NUEVA QUE COINCIDE
Aun cuando las herramientas escénicas que utiliza en sus propuestas escénicas el actor lagunero Alam Sarmiento, son más contemporáneas y en dirigidas hacia el teatro del cuerpo, el becario del Fondo Regional de la Cultura y las Artes del Noreste (Forca), coincide en esa función social que debe conservar el teatro.
"El teatro no sólo tiene una función social, sino una responsabilidad, ya que éste surge de la misma sociedad, de su necesidad de construirse un colectivo, además porque es través de nuestros medios de expresión y nuestros actos que podemos reconstruir un camino de expresión".
Alam Sarmiento, quien estudió más de 7 meses un diplomado intensivo de teatro del cuerpo en la India, como parte de su beca Forca, cree que la intimidad y el contacto que ofrece el teatro, permite un llamado a la humanización, que se ha perdido con las nuevas tecnologías que han hecho del ser humano un solitario ermitaño.
Hace un par de meses el actor lagunero logró conjuntar en los escenarios del teatro Isauro Martínez y el Nazas, más de 30 artistas laguneros bajo la premisa escénica de "reparar la mirada", experimento escénico que se presentó como una invitación a compartir, sentir y conservar algo que es natural al ser humano, el ritual del convivir con los demás.
Sarmiento cree que la vuelta de la tuerca que le sigue al llamado teatro contemporáneo, se dirige hacia un teatro popular, en el sentido de ser incluyente, donde además se pueda realizar un diálogo entre actor y espectador, ya que el público es quien sustenta el teatro, por lo que el reto más allá de romper los antiguos formatos, es llevar a la reflexión al espectador.