Autoridades japonesas elevaron ayer la alerta por la crisis nuclear en la planta de Fukushima a la categoría 5, de "accidente con amplias consecuencias", tras evaluar las fugas de radiación de los reactores y las varillas de combustible nuclear, así como la dificultad para enfriar el material radioactivo.
Japón había descrito la crisis en Fukushima como un "accidente de consecuencia local", o nivel 4 en la Escala Internacional de Eventos Nucleares, que tiene 7 categorías. Luego de que especialistas afirmaran que la situación era más grave de lo que se había informado, el gobierno japonés revisó la alerta.
Funcionarios japoneses afirmaron que la alerta no se elevó antes porque no habían evaluado completamente la crisis. Pero tras dos explosiones el martes se decidió subir la categoría del accidente.
La planta de Fukushima fue dañada severamente por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo. La fuga de radiación proviene de dos fuentes: los cuatro reactores que quedaron expuestos por una serie de explosiones, y las varillas de combustible usado a base de uranio, que deben permanecer sumergidas en estanques de agua, pero que se han secado.
Hasta ayer, los niveles de radiación peligrosa seguían limitados a un radio de 20 kilómetros alrededor de la planta. Aunque en Tokio, a 200 kilómetros de la planta, se tomaron lecturas 20 veces por encima de lo normal, este nivel no representa peligro.
La alerta de nivel 5 es sólo dos niveles por debajo del peor tipo de accidente nuclear. Es similar al accidente de la planta "Three Mile" de Estados Unidos en 1979. El nivel 7, el más alto, es la categoría dada a la explosión en Chernobil en 1986.