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Embarazo activo y sano

En un embarazo normal los doctores recomiendan la practica moderada del ejercicio

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Humberto Vázquez

Muchos son los mitos existentes, respecto a la realización de ejercicios por parte de las mujeres embarazadas, aunque lo único claro por parte de los médicos, es que cuando la gestación es de alto riesgo, cualquier actividad física, está estrictamente prohibida.

El jefe de la Jurisdicción Sanitaria Número 2 en el Estado de Durango, el doctor Jorge Augusto Pimentel Vázquez, fue claro al señalar que hasta cierto punto, el ejercicio moderado durante el embarazo es recomendado.

Pero cuáles serían los ejercicios aptos, para las mujeres que desarrollan en su vientre un nuevo ser, sin que exista un riesgo de aborto, ni complicaciones para dar a luz al finalizar el período regular de 9 meses.

Las recomendaciones por parte de los ginecólogos son: la natación, bicicleta estacionaria, acuaeróbics grado 1, pilates grado 1 de bajo impacto, caminar 30 minutos diarios y jamás hacer ejercicio de contacto o alto impacto como futbol, box, pesas, entre otros.

Al respecto, el doctor Jorge Augusto Pimentel menciona que está prohibido practicar deportes vigorosos como el tenis o buceo, evitándose el ejercicio fuerte, de alto impacto o de contacto, por el riesgo de trauma abdominal, caídas o excesivo esfuerzo de las articulaciones.

Por lo que respecta a los beneficios de ejercicios en el embarazo, encontramos que el deporte aumenta el bienestar físico y emotivo de la mujer en gestación, brindándole mayor flexibilidad, extendiendo su resistencia física que decae durante este período, mejorando la circulación sanguínea, la condición cardiovascular y muscular, además de estabilizar los niveles de la tensión arterial.

También reduce la ansiedad, el insomnio, la depresión, las molestias digestivas, el estreñimiento y la protege de la diabetes gestacional, ya que permite disminuir o suprimir el uso de insulina en el tratamiento. Además previene la osteoporosis, favorece la corrección postural, ejercita los músculos de parto y ayuda o contribuye a acortar el tiempo de hospitalización postparto.

Pero también existen los riesgos, ya que cuando se realiza actividad física durante la gestación, pueden existir problemas que la embarazada debe conocer, por eso es tan importante que se consulte al ginecólogo antes de comenzar un programa de ejercicios.

Algunos de estos males son:

- Isquemia (falta de oxigenación adecuada fetal). Durante el ejercicio físico se produce una redistribución del volumen plasmático hacia la piel y los músculos en actividad, disminuyendo la producción o aumento del número de los vasos sanguíneos del útero, lo que puede comprometer la oxigenación y nutrición fetal, cuanto mayor sea la intensidad del ejercicio.

- Hipoglucemia (disminución de la cifra de glucosa en sangre). Condicionada por una mayor utilización materna de los hidratos de carbono o azúcares durante el ejercicio.

- Hipertermia (elevación de la temperatura corporal). La embarazada que realiza ejercicio físico libera mucho calor y se tiene el riesgo potencial de una hipertermia fetal, que de producirse al inicio del embarazo podría tener efecto teratogénico (producción de malformaciones) con la aparición de defectos del tubo neural (que se cierra habitualmente entre los días 23-28 de gestación) y en los últimos meses del embarazo se ha asociado con retraso del crecimiento intrauterino.

La manera adecuada para que las embarazadas pueden estar en forma es mantener un régimen correcto para no aumentar de peso excesivamente, mantener una postura correcta y realizar la práctica suave del ejercicio.

Como medidas de precaución, la gestante debe interrumpir la práctica deportiva y acudir al médico en caso de presentar síntomas o signos como:

Cefaleas (dolor de cabeza) persistentes e intensas.

Alteraciones de la visión, mareos inexplicados.

Episodios de dolor precordial (corazón) o palpitaciones.

Debilidad muscular.

Sensación de falta de aire.

Dolor abdominal intenso.

Edema (acumulación excesiva de líquido) generalizado.

Sospecha de flebitis (inflamación de alguna vena).

Lenta recuperación de la frecuencia cardiaca o tensión arterial tras el ejercicio.

Escaso aumento de peso (menos de 1 kg./mes en los últimos dos meses).

Pérdida de líquido o sangrado vaginal.

Disminución de los movimientos fetales o contracciones persistentes sugestivas de parto prematuro (más de 6-8 contracciones/hora).

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