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Todos contra Dish

Alberto Barranco

En lo que representa la sorpresa de la temporada, un juez federal le acaba de dar luz verde a la Procuraduría Federal del Consumidor para exigir a la firma de televisión satelital Dish modificar el contrato de adhesión que se obliga a firmar a sus clientes

La motivación de la instancia es que en los últimos meses la firma integrada por una alianza entre la cadena MVS y la firma estadounidense Echostar, en la que participa Teléfonos de México como comercializadora, ocupa el tercer lugar en materia de quejas de los usuarios.

El denominador común habla de imposibilidad de deshacer el trato para la prestación del servicio, dada la exigencia de la compañía de una estancia mínima de 18 meses.

Se diría, pues, que la Profeco se fajó los pantalones, tomó la espada flamígera en su mano y se lanzó al combate en su calidad de paladín de los consumidores.

¡Mueran los atropellos!

Sin embargo, cauta frente a la posibilidad de un pantano, le pidió al juez que revisara, a la luz de la Ley que le da sustento, si tenía facultades para el combate.

La arena, pues, está lista para asestar el golpe sin distingo de fueros o de jerarquías.

Lo que el togado no supo es que la colocación de Dish en la mira fue inducida artificialmente por una competencia que no le perdona el éxito alcanzado, al acumular casi tres millones de clientes en menos de tres años de existencia.

Hete aquí que en los últimos meses los usuarios de la firma cuyo crecimiento es directamente proporcional al bajo costo de su servicio, fueron bombardeados con una oferta al parecer irresistible: Si me demuestras que cancelaste tu contrato con Dish te doy tres meses gratis en mi servicio de cable o satelital.

Ahora que la receta se completaba con un consejo: Si no te quieren dejar ir, ahí está la Profeco para defenderte. Faltaba más.

Naturalmente, la cargada fue de antología.

Y, claro, como el contrato seguía vigente, ésta se fue a refugiar a los brazos del paladín de las causas nobles.

La paradoja del caso es que el 94 por ciento de los casos ya fueron conciliados no por la Profeco sino por la propia empresa, al explicarles a los clientes las causas por la que se exige la permanencia de un año y medio como mínimo.

Como usted sabe, Dish como lo hace Sky y el resto de las firmas que ofrecen televisión satelital, le entregan a sus clientes en comodato la antena y el aparato decodificador que permiten la recepción de la señal, cuyo costo se amortiza con los pagos realizados por éstos en el lapso.

El escenario es idéntico al que utilizan las empresas de televisión por cable para garantizar sus propios aparatos de transmisión.

El esquema es similar, en abundancia, al que exige Teléfonos de México cuando le coloca una línea a un usuario, o Telcel, Movistar o Nextel cuando se contrata una línea en el sistema de pago posterior. Vamos, aún los teléfonos que se entregan bajo el esquema de prepago son amortizables con el uso de la clientela.

De modificar la Profeco las cláusulas del contrato de Dish, la salida de la empresa sería incrementar sus costos, lo que implicaría darse un balazo en el pie.

Ahora que sería absurdo que se cortara una cabeza cuando la guillotina apunta a todas las empresas del ramo. ¿Se atrevería a lo mismo la Profeco con Televisa? ¿Lanzaría su misma espada contra el magnate Carlos Slim? ¿Le pegaría al gigante Megacable de Enrique Yumuri?

Lo cierto es que el camino de Dish ha estado plagado de obstáculos. Ahora mismo, para no ir lejos, la Comisión Federal de Telecomunicaciones analiza una denuncia planteada por la competencia en el sentido de que la presencia de Teléfonos de México en la firma es violatoria del título de Concesión con que opera, dado que actúa no sólo como comercializadora, sino como promotora del servicio, empaquetándolo con el propio.

La prueba exhibida son anuncios en los que se ofrecen ofertas conjuntas de telefonía, internet y servicio de video.

Todos contra Dish.

BALANCE GENERAL

Del dicho al hecho en la posibilidad de que la Afore Banorte Generali fusionara a su causa a la Afore XXI para constituirse como la principal del mercado en materia de activos, se reclama la aceptación de Prudential Apolo, quien tiene el 50 por ciento del capital de la intermediaria que administra cuentas de ahorro para el retiro.

Digamos que a Banorte no le interesa sólo la mitad que está vendiendo el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Lo curioso del caso es que la posibilidad surgió de manera fortuita, dado el interés de Prudential de adquirir a la Afore del grupo ING... alternativa que se frustraría por diversas circunstancias.

En la coyuntura, dada la imposibilidad de que su socio jugará con doble cachucha, el IMSS inició pláticas con Banorte.

Naturalmente, la distancia entre el sí o no de Prudential dependerá de la oferta que pusiera en la mesa el banco de Roberto González Barrera y su socio italiano.

Ahora que de no consolidarse la operación durante lo que resta del año, el próximo prácticamente sería imposible, dada la urgencia de recursos del Seguro Social y la propia situación del país.

 NI TÚ NI YO

Al cuarto para las 12 de vencerse el emplazamiento colocado en la mesa por su sindicato para la revisión contractual, finalmente Volkswagen de México llegó a un arreglo bajo el clásico ni-tú-ni-yo.

Colocada una exigencia inicial de incremento salarial de 13 por ciento, la contraoferta de la firma alemana alcanzó sólo 4.5, porcentaje en el que se sentó, pese a que del otro lado el monto se redujo a nueve y luego a 7.5.

En la recta final, sin embargo, se aceptó el seis con cargo no sólo al salario sino a las prestaciones.

Adicionalmente, se les dará base a 500 trabajadores eventuales.

Aeroméxico la hizo

En sentido contrario a la estrategia de choque utilizada por los expropietarios de Mexicana de Aviación, Aeroméxico está mejorando la productividad por la vía de la negociación.

La empresa acaba de firmar un acuerdo con sus trabajadores de tierra que les garantiza durante tres años incrementos salariales iguales a la inflación, además, naturalmente, de la certeza de permanencia.

El acuerdo es idéntico al logrado con los pilotos.

 LO CÁIDO, CÁIDO

Bajo el pretexto de que se trató de un donativo a su causa, la fundación Telegenio, encabezada por Antonio Rada, se niega a devolver dos depósitos bancarios por 100 mil pesos colocados erróneamente en su cuenta bancaria, cuyo destino apuntaba a conocida periodista.

Naturalmente, tampoco se quieren extender los comprobantes fiscales respectivos, lo que al parecer es práctica común del organismo.

La denuncia ha sido minimizada por la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, y aún por la Procuraduría de Justicia capitalina.

Albertobach@yahoo.com.mx

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