A dos años de cumplirse 20 de la puesta en escena del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el país no ha cumplido sus compromisos en materia de innovación de la calidad y cantidad de las mercancías que ofrece a las naciones en concierto, ni aportado patentes que contribuyan al mejoramiento social de la región
Del inaudito desdén hacia la investigación en materia de salud, educación, ciencia, tecnología y fomento industrial, habla el que las patentes mexicanas representen apenas el 0.5% del total en el planeta.
Más aún, de acuerdo a la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), México sólo contribuyó con 0.87% de los artículos científicos producidos a escala mundial.
En el escenario, además, el país ocupa apenas el lugar 78 de un total de 132 en materia de innovación, de acuerdo al Índice de Competitividad Global 2010-2011.
Colocados los focos rojos por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ésta le acaba de plantear al gobierno una serie de recomendaciones en el marco de un diagnóstico de fortalezas y debilidades. De acuerdo a éste, el país está en la lona.
De entrada, se reprocha que el gasto bruto en el renglón de innovación sea el más bajo entre las economías participantes del organismo: apenas el 0.4% del Producto Interno Bruto.
Más allá, en el 2008 el país obtuvo 0.14 patentes y 73 artículos científicos por cada millón de habitantes, la cifra más baja en el área de la OCDE, con la novedad de que el 22% de las patentes fueron realizadas con la participación de colaboradores en el extranjero.
La paradoja del caso es que México alcanzó un promedio de 24.7 graduados en ciencia e ingeniería, cifra que supera la media de la OCDE, pese a la cual se tiene menos de un investigador por cada mil empleos, lo que representa la cifra más baja entre los países integrados al organismo.
Desde otro ángulo, la cifra de graduados con nivel de doctorado estuvo por debajo del promedio de 18%.
Lo curioso del caso es que durante el gobierno foxista el Congreso había aprobado destinar a la investigación el equivalente al 1% del PIB, posibilidad que bloqueó la Secretaría de Hacienda, pese a la resistencia de organizaciones científicas. A raíz de la alternativa el Gobierno abrió un programa sexenal de ciencia y tecnología que, de acuerdo a la propia OCDE, no ha alcanzado las metas fijadas, en un escenario en que "La debilidad estructural continúa afectando el desempeño del sistema de innovación".
Se diría que se diluyó en la mediocridad el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología al ser tomado por políticos en lugar de técnicos.
De hecho, más allá de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Tecnológico de Monterrey que opera con donaciones privadas, no existe mayor interés en la promoción de patentes.
Y aunque General Electric contrata anualmente unos ocho mil ingenieros, el 70% de los egresados de las universidades y tecnológicos, su tarea apunta más hacia la consolidación de proyectos corporativos que a la investigación.
En el patético horizonte hay que anotar los profesionales que emigran del país ante la falta de oportunidades; la escasez de becas que ofrecía el propio gobierno, y los impedimentos normativos y legales que enfrentan los organismos privados para emprender la tarea ante la atonía gubernamental.
Vergüenza nacional.
BALANCE GENERAL
La aplicación de un cobro de derechos contra Teléfonos de México, al que se consideró confiscatorio, tiene con un pie a la cárcel al ex presidente municipal panista de Zacatecas, Cuauhtémoc Calderón Galván, quien se desempeña actualmente como asesor para la Vinculación Municipal de la Secretaría de Desarrollo Social.
La denuncia por posible peculado, sin embargo, no la colocó en la mesa la firma del magnate Carlos Slim, sino la nueva administración priista de la capital del estado norteño.
La historia se inicia en febrero de 2009, cuando el edil, en nostalgia, quizá, de las hazañas impositivas del presidente Antonio López de Santa Anna, quien cobraba impuestos por puertas, ventanas y perros, le aplicó un cobro de derechos por uso de la vía pública a Telmex, concretamente por la instalación de anuncios luminosos.
El monto era de 15 millones 746 mil 850 pesos. La firma, inconforme con el inaudito, recurrió ante un juez en pos de un amparo, quien le concedería una suspensión provisional, pese a la cual pagó la cantidad vía un depósito de garantía.
La suspensión se volvería definitiva al considerar un tribunal de alzada, concretamente el Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito, que el cobro violaba la Constitución.
El Ayuntamiento, pues, estaba obligado a devolver el depósito.
El problema es que recibida la solicitud por las autoridades actuales, éstas se lavaron las manos aduciendo que sus antecesores habían dispuesto del dinero, por más que se entregó una parte.
El problema es que "nadie sabe nadie supo" qué pasó con los 8 millones restantes. ¿Lo 'cáido', 'cáido'?
VAN CONTRA PEMEX
Ahora resulta que a Petróleos Mexicanos le podría salir el tiro por la culata en su intento de asumir la batuta en las decisiones de la firma petrolera española Repsol, vía su alianza con el socio principal de ésta, Sacyr Villahermosa.
Hete aquí que los socios minoritarios están exigiendo no sólo cancelar la posibilidad de que la empresa pública mexicana tenga dos asientos en el Consejo de Administración, sino expulsarla de éste, bajo cargos de conflicto de interés.
Concretamente se habla de que la paraestatal es un competidor directo de Repsol, por tanto sus decisiones podrían estar sesgadas a su causa.
Como usted sabe, Pemex amplió su participación accionaria en la firma privada para alcanzar el 9.8%, que con el 20% de Sacyr le permitía una mayor injerencia en la compañía.
PERDIÓ BANAMEX
Tres años después de llegar a la barandilla, un grupo de empresarios de Monterrey le ganó un pleito a Banamex, lo que le obliga a éste a devolverles cuentas por 10 millones de pesos.
Los ocho afectados, todos ellos de la tercera edad, habían colocado diversas sumas bajo la modalidad de pagarés con rendimiento liquidable al vencimiento, cuyo monto desapareció misteriosamente de las arcas.
Aparentemente lo habría sustraído el gerente de una sucursal ubicada en Linares. Perdidos los juicios de primera y segunda instancia, Banamex jugó su última carta con un amparo que le fue negado.
