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Cemex en el tobogán

Alberto Barranco

Con una caída en lo que va del año en el precio de sus acciones de 70%; con una deuda total superior en 22.8% a sus ingresos anuales; con una perspectiva incierta en su incursión en los mercados de Estados Unidos, España, Portugal y el Caribe, Cementos Mexicanos está en el ojo del huracán.

La firma fundada a principios del siglo XX, uno de los orgullos de Monterrey, enfrenta, quizá, el momento más crítico de su ya larga historia. De hecho, publicaciones especializadas del planeta hablan de caída libre.

"Haga de cuenta una bola de algodón con una plancha de concreto encima", diría una de ellas, en un escenario en que la mayoría de los analistas apuestan cinco a uno a que la cuarta cementera del planeta no podrá cumplir sus compromisos financieros para este año.

El Waterloo de la compañía encabezada por Lorenzo Zambrano se inició hace cuatro años, cuando se lanzó a lo que sería la apuesta mayor de su existencia.

Estamos hablando de la compra de la empresa australiana fabricante de insumos para la construcción Rinker, cuya presencia en los Estados Unidos significaba su mayor valor agregado.

La operación implicó que Cemex más que triplicara la de suyo pesada deuda.

De 5 mil 811 millones de dólares, alcanzó 18 mil 940.

Dicho desde el plano técnico, de un apalancamiento de 1.4 veces su flujo de efectivo, éste saltó a otro de siete.

Lo grave del caso es que la apuesta llegó justo cuando se iniciaba una de las más graves contracciones en la industria de la construcción en Estados Unidos, cuya explosión llegaría en 2008... justo cuando a la firma mexicana le explotaban, en paralelo, riesgosas operaciones de derivados.

Se diría, pues, que la mala suerte le pegó por doble flanco. Y aunque a partir de ahí se iniciaron un sinfín de cabriolas, entre ellas la emisión de bonos perpetuos, una opción poco explorada por firmas mexicanas; la puesta en escena de la madre de todos sus programas de austeridad, y la venta de activos no estratégicos, ninguna de ellas logró enderezar la nave.

De hecho, los analistas calificaron como insuficiente el último anuncio de la compañía que hablaba de deshacerse de propiedades por mil millones de dólares.

La paradoja del caso es que Cemex logró hace un año una reestructura de su colosal deuda que, lejos de provocarle un respiro, volvió su situación más apremiante.

El financiamiento obtenido para canjear deuda vieja por nueva se hizo en términos que la colocan literalmente en el filo de la navaja.

De hecho, si la cementera incumpliera con alguno de los pagos de principal o intereses, los acreedores se lanzarían a cobrarle de inmediato 7 mil 624 millones de dólares.

Para colmo de males, la sorpresiva revaluación de la moneda mexicana representa una debilidad más para la compañía, cuyas ventas al interior del país significan casi la mitad de sus ingresos a nivel global.

A ello había que añadir la inminencia de una resolución de la Comisión Federal de Competencia en la fase final de un procedimiento contra la cementera por presuntas prácticas anticompetitivas, tras declarársele como presunta responsable. La indagación, lo recordará usted, se inició a partir de la obstrucción del barco-silo griego de bandera panameña "Mary Nour", que traía el país 27 mil toneladas de cemento ruso, en afán de hacer vereda para abrir la importación al país del producto.

El primer campanazo rumbo a la expansión de la cementera con más de 106 años en el mercado, llegó con la compra, en la segunda mitad del siglo XX, de la cementera Anáhuac.

Años después se iniciaría el crecimiento internacional con la adquisición de dos marcas estelares de España: Valenciana de Cementos y Sanson, para de ahí incursionar en el medio y extremo oriente.

Aunque la carrera tropezó con un fracaso en Indonesia, al negarse su gobierno a cumplir un pacto que le permitía, tras una compra de un paquete accionario, alcanzar mayoría, el golpe mayor llegaría con Rinker.

En el camino, Cementos Mexicanos tropezaría con una acusación por presunto "dumping" o precio inferior al del mercado de origen en su incursión en Estados Unidos, lo que pospuso durante un lustro su expansión en ese mercado.

Cemex en el tobogán.

BALANCE GENERAL

En un capítulo más de la guerra entre gigantes que se había aletargado, Televisión Azteca y Iusacell preparan una demanda ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para solicitar la cancelación del Título de Concesión con que opera Teléfonos de México.

La exposición de motivos señala que, en violación del alcance de éste, la firma del magnate Carlos Slim está transmitiendo vía su filial de telefonía inalámbrica Telcel, una cobertura de los Juegos Panamericanos que se celebran en Guadalajara, Jalisco.

La transmisión se realiza vía un canal de la empresa con siglas UnoTV.

Como usted sabe, para que Telmex pueda ofrecer servicio de video se requiere, justo, modificar su Título de Concesión.

 EMPEÑAN REPSOL

Ahora resulta que la operación por medio de la cual Petróleos Mexicanos se hizo de un paquete equivalente al 4.49% de las acciones de la petrolera española Repsol, se alcanzó vía un crédito sindicado con tres bancos.

El préstamo fue de 799 millones de dólares, a cobrarse en tres años, bajo la modalidad de un instrumento conocido como variable forward.

De incumplir la paraestatal con el pago, las intermediarias se quedarían con los papeles.

Lo curioso del caso es que en el informe a la Securities Exchange Commision de los Estados Unidos en que se transparentó el débito, Pemex no explica de dónde salieron los otros 800 millones de billetes verdes que permitieron cubrir el resto del costo.

La operación de compra de 57 mil 200 acciones, fue intermediada por una filial de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) conocida como PMI Holdings, cuya actividad no está sujeta al escrutinio de la Auditoría Superior de la Federación.

 APELA LARREA

Inconforme con la resolución de una Corte del Estado de Delaware, Estados Unidos, que le obliga a pagarle mil 263 millones de dólares por supuestos daños y perjuicios a la firma peruana Southern Cooper Corporation de la que es socio, el Grupo México de Germán Larrea Mota Velasco prepara una apelación.

La manzana de la discordia, como usted sabe, es lo que la autoridad judicial de Estados Unidos determinó como "precio excesivo" pagado por la principal productora de cobre del mundo a la subsidiaria del Grupo México, American Mining Corporation, por la mina Minerva propiedad de ésta.

El alegato de la empresa de Larrea apunta a que la evidencia presentada por la demandante fue insuficiente.

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