Mañana, a sólo tres días de la fecha fatídica para abrirle la cortina a una catarata de productos chinos, la Cámara de Diputados votará un punto de acuerdo para exigirle al Gobierno lo imposible: Detener la guillotina contra al menos una docena de ramas productivas.
Al margen del complicado escenario burocrático que implicaría regresar miles de fracciones arancelarias a su cauce original y enviar oficios de reversa a las aduanas, hete aquí que la cascada está en camino.
Desde hace dos semanas centenares de navíos con proa a México, es decir, los puertos de Lázaro Cárdenas y Manzanillo, navegan en aguas del Pacífico con una carga inaudita de contenedores.
Algunos de ellos con estructura de maquiladoras navegantes, trabajan a toda prisa por darle mayor valor agregado a las mercancías y detenerse en algún punto cercano a las costas en espera de más insumos para mantener la factoría.
En el último esfuerzo por detener el triple play: Desmantelar las cuotas compensatorias aplicadas a productos del país de la muralla; darle a China el status de "nación más favorecida"; y reducir a tasa cero los aranceles o impuestos de importación de ramas como el acero. La Cámara de Diputados fue integrada a una cargada de información la semana pasada.
Bajo el liderazgo del legislador priista Melchor Sánchez De la Fuente, presidente de la Comisión de la Industria Automotriz, se repartieron 500 copias, una por curul, de un video cuyo título es más que expresivo: "La desindustrialización en México".
En éste se exhiben declaraciones, números, fechas, por parte de representantes de las industrias acerera, del calzado, textil, vestido, juguetes, bicicletas y artículos para bebé, en que se documenta la imposibilidad de una competencia de tú a tú frente a las prácticas desleales del país del extremo oriente.
El saldo trágico habla de dos millones de empleos perdidos en los últimos diez años, al cerrarse miles de empresas.
Más allá, se exhiben cifras que detallan prácticas de "dumping" o precio inferior a su mercado de origen de mercancías chinas que arriban al país, cuyo caso más emblemático es el de la mezclilla, que llega con un costo equivalente al de las materias primas en México.
La práctica alcanza al acero, muebles, calzado y electrodomésticos.
Lo cierto es que aun cuando el Gobierno ha ofrecido colocar una serie de medidas de respaldo a los industriales nacionales, como el agilizar los procesos de salvaguardias cuando una catarata de importaciones ponga en peligro a una rama industrial, lo cierto es que, por más barreras burocráticas que se derriben, el procedimiento se extendería por al menos seis meses.
De acuerdo a las reglas con que opera el país, los afectados están obligados a demostrar el daño, lo que implica, incluso, conseguir facturas de venta en Shanghai y demás puertos de salida de China.
Ahora que la demostración de que se comercia con "dumping" o precio inferior al del mercado de origen es aún más engorrosa. De entrada, se reclama ubicar a las firmas comercializadoras en México, con la novedad de que en la cadena existen hasta tres o más intermediarias.
El problema es de raíz. México se lanzó a una apertura irracional de fronteras sin una mínima política industrial. El punto de arranque ha sido la atracción de inversión extranjera, en un escenario en que las firmas multinacionales operan maximizando la utilización de sus capacidades instaladas a escala mundial, y no necesariamente la de buscar productos locales.
Desde otro ángulo, mientras el gobierno chino subsidia a las exportaciones, aquí pareciera misión imposible conseguir un crédito del Banco Nacional de Comercio Exterior. Mientras en el país de la muralla los costos de energía eléctrica y demás se subvencionan, aquí crecen a niveles de escándalo.
Sólo en lo que va del año la energía eléctrica para uso industrial ha subido su costo en 37 por ciento.
México, pues, le abre de par en par las puertas a China no sólo sin atención a la regla de oro del comercio internacional, es decir, la reciprocidad, sino sin modificarse un ápice las prácticas desleales.
La catarata está en camino.
La posibilidad de cerrar el sexenio con un repunte fuerte en materia de creación de empleos se tambalea, de cumplirse el vaticinio de la Cámara Americana de Comercio de que sólo el 36.9 por ciento de las empresas incrementará su nómina en el 2012.
El 60.3 por ciento, a su vez, mantendrá inalterable la plantilla, y el 3.7 recortará plazas.
El organismo fundamenta su pronóstico en una encuesta en la que la buena noticia es que los salarios crecerán ligeramente por encima de la expectativa de inflación, es decir, entre cinco y seis por ciento.
Las empresas gigantes, por lo pronto, están recortando prestaciones a sus altos ejecutivos.
SIGUE EL JAQUE AL GAP
Empecinado en hacerse del control del Grupo Aeroportuario del Pacífico vía la compra del 100 por ciento de las acciones de la serie B que representan el 85 por ciento de su capital, el presidente del Grupo México, Germán Larrea Mota Velasco, sigue aumentando su cosecha.
El porcentaje de papeles adquiridos en compras hostiles alcanza ya al 32.7 de los que están en circulación, pese al repunte en su precio tras alcanzar un acuerdo de paz los socios de control.
Como usted sabe, hace unos días las firmas nacionales Controladora Mexicana de aeropuertos y las españolas Aena y Abertis firmaron un acuerdo de suministro para poner fin a sus disputas por el control.
La jugada apuntaba a garantizar manos firmes en la tenencia de las acciones de la serie B que mantienen fondos de inversión en Estados Unidos.
AEROMÉXICO CON REINTEGRO
Beneficiada con la caída de Mexicana de Aviación al asumir sus vuelos internacionales en el Hemisferio, ya a Cuba, Brasil o Centroamérica, Aeroméxico se está sacando reintegro sin comprar billete con la declaración de quiebra de American Airlines.
Como usted sabe, la firma estadounidense se acogió al Capítulo XI de la Ley de Quiebras de su país en demanda de protección frente a sus acreedores.
En los ajustes que dicte el juez de la causa para mantener el equilibrio de la firma, es previsible que se recorten algunos vuelos a México, lo que capitalizaría la línea aérea emblema del país.
Como anillo al dedo, por más que en la rebatiña entrarían también Volaris e Interjet.
TRUENA LA CANACERO
Aprobada por la Cámara de Diputados la vigencia por tres años más de los "gasolinazos", es decir, el deslizamiento mensual en el costo del combustible, la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga anunció la cancelación de las inversiones de sus socios durante el lapso.
No habrá, pues, renovación del parque vehicular, por más que el promedio de vida es de 18 años y el 70 por ciento rebasó ya los 21, y pese al anzuelo que representa la posibilidad incierta aún de ingresar a los Estados Unidos. Hasta hoy se contabilizan 523 unidades de carga en el país.
