El dueño de Sacyr metió al director de Pemex en estafa de mil 600 millones de dólares
El gobierno de Felipe Calderón quedó atrapado en el laberinto en que metió a Pemex su director general, Juan José Suárez Coppel, mediante la compra de acciones de la petrolera española Repsol con un préstamo de 1,600 millones de dólares, sin consultar al Consejo de Administración de la paraestatal mexicana.
Con el presunto visto bueno del presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, fue pactada la operación de Pemex y la constructora hispana Sacyr. Ambas se unieron para sumar 29.8% de las acciones de Repsol, principal petrolera hispana.
Luis del Rivero, presidente de Sacyr, fue el artífice de la operación con Suárez Coppel, a quien convenció (¿...?) para conseguir el dinero que permitiera a Pemex aumentar las acciones en Repsol, de 4.8% a 9.8%.
La maniobra consistió en unir el paquete accionario de Pemex al de Sacyr -poseedor del 20% de las acciones de Repsol- y ambos imponer criterios en el Consejo de esa petrolera española, como tener acceso a la tecnología sobre localización y exploración de petróleo en aguas profundas de México. Fue una patraña.
La noticia cundió en la comunidad española y se produjo un rechazo nacionalista por la intervención de Pemex en Repsol, sin que allá y aquí se conociera el fondo del pacto urdido por Del Rivero.
Sacyr es una empresa cuyo principal giro es la construcción y al desplomarse durante la crisis del 2008 obtuvo en préstamo 5 mil 175 millones de euros de 40 bancos, entre otros Credit Agricole. Garantizó ese crédito con las acciones que poseía de Repsol.
Mediante argucias, Sacyr convenció a funcionarios mexicanos, incluso de la Secretaría de Hacienda, para que las acciones de Petróleos Mexicanos fuesen unidas a las suyas y así aumentar su poder en Repsol. La finalidad de Del Rivero era obtener dividendos para enfrentar su deuda bancaria. Suárez Coppel se prestó al juego sucio.
De paso se simuló que Pemex obtendría "beneficios concretos" e influencia en la toma de decisiones dentro del Consejo de Repsol. En vez de esto se maniobra para que Petróleos Mexicanos y Sacyr sean expulsados del mismo e incluso rompan su alianza, a todas luces tramposa.
Mientras en España crece el escándalo, en México son armadas una serie de argucias para tapar y olvidar el caso. Hasta se impide que salga a la luz pública el nombre de Ignacio Quezada, quien en representación de Pemex firmó el compromiso con Sacyr. Este señor Quezada fungió como coordinador de asesores del exsecretario de Hacienda, Ernesto Cordero, quien hace campaña para candidato presidencial del Partido Acción Nacional.
CuandoO Sacyr adquirió 20% de las acciones de Repsol, cada una valía 20.71 euros y hoy se cotizan entre 15 y 16 euros. A ese ritmo, los papeles adquiridos por Pemex pueden convertirse en basura y ni los puede vender hasta que Sacyr venda los suyos.
Pemex quedó atado al firmar un contrato de 10 años con Sacyr, renovado cada cinco años. Más aún, ya debe de pagar intereses de los 1,600 millones de dólares adquiridos en préstamo de Credit Agricole, a donde lo embarcó el propio Luis del Rivero.
Del nuevo endeudamiento con cargo a la paraestatal no fue enterado el Senado de la República y se espera que los cinco consejeros del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana digan algo durante la junta de Consejo del próximo día 14 de este mes, donde el director general de la paraestatal, Suárez Coppel, debe precisar los manejos de semejante negocio. ¿Todo fue de gratis?
EL MAGISTRADO del Tribunal Superior de Justicia del DF, Raúl Campos Rábago, votó contra la libertad de Antonio Ortega, quien fue injustamente condenado por la violación de una joven, la cual no cometió. Dos magistrados de la sala respectiva revisaron los testimonios de dos testigos y se convencieron de la inocencia de Ortega. En el mismo Tribunal se preguntan otros juzgadores por qué Campos Rábago actuó de manera unipersonal, sin considerar que a causa de este tipo de decisiones la justicia queda en entredicho.
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