Lo que vi no lo podré olvidar. Había manejado desde Coahuila hasta la carretera en bello paraje que es la Marquesa. Sí allá en el Estado de Guerrero, se acuerdan: el Abrazo de, Acatempan, el Ejército Trigarante, don Juan O'donojú, la Independencia. No las traía todas conmigo. Vente te va a encantar -me había dicho mi amigo- y agregó -no te lo puedes perder. Es un animal fantástico, los verás y no lo podrás creer, me dijo. Había una luna en el horizonte, que iluminaba los pinos y hacía menos densa la oscuridad. En efecto, después de llegar a la cabaña, lo vi y un escalofrío se apoderó de mí. En un camastro había un habitante de otro mundo o prófugo de alguna de prisiones laguneras que tienen más agujeros que un queso gruyere, que se calentaba con el calorcito que emanaba del hogar donde se consumían por el fuego varios troncos. No se entendía lo que decía en un español tartajoso, con acento extranjero, quizá porque el hambre, no había alimentos ad-hoc para allienígenas, había hecho sus estragos.
Lo describiré para los lectores. Sus manos eran rugosas. Los brazos muy largos, casi simiesco no obstante se veía, como si se tratara de un antropoide. La piel era arrugada, semejante a la de los cocodrilos. Tenía en su cabeza una cresta, igual que los gallos de pelea, aunque debo aclarar que le corría de la frente hasta la punta de una larga cola, con la que al parecer se equilibraba, similar a la de los dinosaurios, aunque debe aclarar que el visitante recién había sido empollado. Este ser lo habían hallado vagando en una de las playas de Acapulco. Los lugareños siempre dispuestos a fantasear a la primera impresión les pareció una medusa, de cuerpo vidriado transparente con patas o tentáculos, de gran tamaño, que colgaban a los lados de una sombrilla abombada. Luego le vieron figura humana.
Notando que daba la apariencia de que respiraba por unos orificios del cuello lo llevaron en andas hasta el dispensario del pueblo. La entidad tiene una tradición enorme de fenómenos paranormales, de leyendas, fábulas, quimeras y sobretodo de supersticiones y mitos. No sería extraño, decían, que el misterioso ser hubiera llegado en una nave espacial proveniente de Dios sabe dónde, disparándose entre los pescadores toda suerte de versiones. La mayoría coincidía en un punto: que vieron descender una nave redonda con luces alrededor que cayó en el mar. Habrá que entender la psiquis de nuestro pueblo que se deja llevar por el sensacionalismo y están dispuestos a jurar lo que no les consta. Ese ser quimérico que hemos forjado al través de los años, de pronto nos dicen que lo vieron y también nosotros nos vemos emocionados porque queremos creer en algo que nos saque del tedio que nos rodea.
Lo importante para los políticos es que ya están en la víspera de lo que han estado esperando con ansia loca: la consulta en que se convierte una elección primaria, como lo son las elecciones para gobernador en que de rebote se juega el futuro de los que aspiran a la grande. Quien aún no es presidente del PRI, pero ya ha venido actuando como tal, arguye que en el resultado de los comicios en el Estado de Guerrero no se le puede adjudicar, ya que era responsabilidad de Beatriz Paredes, quien se sigue desempeñando como dirigente priista. Dato curioso que al inicio de la campaña de Manuel Añorve Baños, asistió Enrique Peña Nieto (el mero mero petatero) y en cuanto las encuestas empezaron a decir que Manuel estaba siendo superado por su contrincante a aquel otro aspirante no se ha vuelto a parar ni por el vuelto. En fin, de seguro su cargo de gobernador del Estado de México lo ha mantenido pegado con resistol a un sillón de su despacho.