Vícticas. Al Centro de Apoyo de Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) llegan reportes de mujeres que pudieran haber sido víctimas de trata.
En su desesperación por hallarla, el hombre acudió en busca de ayuda a las autoridades para encontrar a la joven veracruzana. Llegó al Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) del Distrito Federal, proporcionó los datos de la chica y una fotografía para difundirla en volantes.
Lo que las autoridades de la Procuraduría capitalina no sabían en ese momento era que él era su "padrote". Las investigaciones del caso llegaron a la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales de la Procuraduría capitalina, toda vez que tras localizar a la muchacha ella denunció que era objeto de trata y de explotación sexual; había sido reclutada en su estado y traída para prostituirse al Distrito Federal.
De acuerdo con la fiscal de Delitos Sexuales de la Procuraduría del Distrito Federal, Juana Camila Rebollar, algunos de los asuntos que llegaron al CAPEA terminaron en trata.
Ante un fenómeno que crece hasta convertirse en el tercer delito más redituable, no hay una base de datos que muestre la dimensión real de la trata de personas y las organizaciones civiles llevan sus propias estadísticas según reportes que reciben y la búsqueda de las víctimas principalmente relacionadas con explotación sexual.
La incapacidad para cuantificar el fenómeno coloca al CAPEA como el instrumento más viable para proporcionar un acercamiento al problema, según reconocen activistas sociales, al registrar un gran número de reportes sobre mujeres extraviadas o ausentes en riesgo de ser víctimas de trata y explotación sexual.
Sin embargo, esta base datos tiene desactualizaciones y no posee la capacidad de investigación en casos relacionados con delitos como trata u homicidio, ni para saber exactamente cuál es el índice de personas recuperadas o que aparecen por sí solas.
De 2009 a septiembre de 2011, el CAPEA reportó aproximadamente cinco mil 873 personas extraviadas, de las cuales mil 849 son mujeres de entre 10 y 26 años de edad, lo que significa un 31.4% del total.
De las mujeres reportadas, se extraviaron en el Distrito Federal más de 63%; principalmente, en orden de incidencia, en Iztapalapa, Cuauhtémoc, Álvaro Obregón, Gustavo A. Madero, Iztacalco y Venustiano Carranza. Casi 20% son del Estado de México con más reportes de los municipios de Ecatepec, Ixtapaluca, Nezahualcóyotl y Naucalpan.
El resto es de otros estados: Veracruz, Guanajuato y Oaxaca, en ese orden de incidencia.
Afirma que la mayoría de las personas se ha localizado, pero es difícil llevar un conteo exacto porque muchas veces las familias no reportan cuando vuelven o las encuentran.
Araceli Becerra, integrante de la Asociación Mexicana de Niños Robados y Extraviados, manifiesta que el CAPEA es una de las bases de datos más efectiva, con mayor información, incluso de la que poseen otras entidades del país.
Expresa que la asociación a la que pertenece cuenta con su propio esfuerzo y declara que mujeres de entre 10 y 26 años extraviadas, contabilizan unas 70 en todo el país, aunque la mayoría es del Estado de México.
Teresa Ulloa Ziáurritz, directora regional de la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres y Niñas para América Latina y el Caribe, detalla que la organización busca a más de 200 mujeres de esas edades. Dice que no todos los casos se difunden sobre todo cuando hay la sospecha de que está involucrado el crimen organizado. La ONG rescató a 680 mujeres, todas involucradas con el delito de trata.
EL UNIVERSAL