La situación actual de nuestras sociedades se caracteriza por una gran inestabilidad tanto en los diversos países como en todo el sistema internacional, Estados Unidos sigue siendo una potencia mundial pero ha perdido la hegemonía que marcaba la pauta a la economía mundial.
El surgimiento de una actitud distinta a raíz de la reciente crisis financiera y económica cambió por completo el auge de la globalización que de hecho fue construida dentro de los mandatos de Ronald Reagan en los Estados Unidos y de Margaret Thatcher en el Reino Unido con un proyecto de fundamentalismo mercantil de tal manera que los gobiernos tienen que prestar más atención a las exigencias del capital internacional que a las necesidades de las sociedades que gobiernan.
Pero no sólo el poder y la influencia estadounidense han sufrido un serio revés, le sigue Europa, Japón por sus propias circunstancias, sino que el orden mundial se ha descompuesto. En un mundo de estados soberanos, la falta de una potencia dominante que tenga presentes los intereses comunes de la humanidad está generando no sólo inestabilidad e incertidumbre y que además como he comentado en otras ocasiones, el peligro de conflictos sociales.
Los apoyos exteriores a través de los tiempos han demostrado su ineficiencia principalmente por las regulaciones y condiciones que exigen, ya que las regulaciones gubernamentales como los mercados tienen sus puntos fuertes y débiles y el FMI y el Banco Mundial están obligados por sus propias constituciones a obtener garantías gubernamentales; de esta manera los gobiernos intervienen a su vez con mayor preponderancia en sus propios países y es posible que las ventajas de apoyos externos no necesariamente cumplan con su cometido, ya sea por ineptos o por prioridades políticas.
Siguen algunos desequilibrios fundamentales, los más importantes son el déficit comercial estadounidense, el de algunos países europeos e incluso el superávit comercial asiático como es el caso de China que provoca otro tipo de desequilibrios en el mundo. Las autoridades económicas siguen insistiendo en la creencia de que, con la adecuada los mercados financieros pueden cuidarse por sí mismos, yo n lo personal lo dudo y sigo pensando que los apoyos van destinados a la macro economía y no permean con suficiente rapidez para satisfacer las aspiraciones de la gente y desde luego no sería la primera vez que me equivoque.
