Para este año tenemos para México dos expectativas diferentes que vale la pena comentar, una positiva y otra negativa; la primera nos muestra cómo existe una conducción de la política económica y monetaria mucho más moderada en sus acciones y que indica sin lugar a dudas que se han aprovechado los errores del pasado.
De acuerdo a la información disponible contamos con finanzas públicas sanas, un crecimiento de un 5 por ciento al cierre del 2010 y una inflación que puede fluctuar entre un 4.25 a un 4.75%, dicha brecha se justifica por el incremento observado en diciembre pero que de antemano era previsible por la época tradicional, por lo que los riesgos inflacionarios deben de mejorar.
Las reservas internacionales son históricas, ya que son cercanas a los 110, mmd independientemente de la disponibilidad de crédito flexible otorgado por el FMI para prevenir situaciones inesperadas, lo que de antemano sugiere la confianza de los agentes económicos hacia nuestro país, ya que existe también un amplísimo margen de maniobra en la política monetaria, lo que mantendrá un consistente tipo de cambio al igual de tasas de interés estables con la posibilidad de que baje ligeramente en el presente año incentivando a que el crédito tenga una tendencia positiva y por último la información positiva de la creación de setecientos treinta mil plazas laborales en el 2010.
Por lo tanto debemos esperar que no haya cambios significativos en el escenario macro, que sigue apuntando como lo mencioné anteriormente hacia un contexto de crecimiento moderado con inflación controlada.
Sin embargo la expectativa negativa para nuestro país es razonablemente lógica, de que a raíz de la reciente crisis se puso de manifiesto la imperfección del sistema capitalista en el cual se incluye el libre manejo de los mercados financieros, hoy en día nadie parece estar a salvo de una crisis de desconfianza, el crecimiento en Estados Unidos seguirá siendo muy lento no obstante los apoyos fiscales y monetarios que se están aplicando; además como lo he comentado reiteradamente en otros artículos en lo personal me preocupa el déficit en dicho país, que también se extiende a la Unión Europea, ya que los planes de rescate para Grecia e Irlanda liderados por Alemania, no han dado el resultado esperado y se trata de evitar un contagio hacia España y Portugal e incluso no se puede descartar a Francia a pesar de que este país hace un buen tiempo, aplicó planes para consolidar su situación fiscal previendo un crecimiento también muy reducido. Estados Unidos y China rivalizan por la supremacía económica, pero sin embargo pueden ceder ante la globalización desencadenada en los Mercados por sus implicaciones de contagio entre diversos países.
Si bien los Mercados emergentes como México se han visto beneficiados por la migración de capitales, no hay razón para sentirnos optimistas, en nuestro caso la inversión directa no ha sido de importancia, la competitividad que tanto se menciona no se ve cristalizada y continuamos dependiendo en la mayor parte de nuestras transacciones con Estados Unidos; por lo mismo el crecimiento para el presente año es menor al del año anterior. No se ha logrado impulsar el mercado interno y el desempleo es muy alto; si consideramos el crecimiento esperado para este 2011 es obvio que continuaremos con un rezago bastante preocupante y también no cubre las expectativas que requerimos para generar mínimo un millón de empleos anuales; aceptando los logros en la macroeconomía, ésta no permea hacia la mayoría de las familias mexicanas, además se agrava con los recientes incrementos a una serie de servicios como la gasolina, cemento, varilla y las materias primas que aun cuando son consecuencia de problemas externos ponen en riesgo los aspectos positivos mencionados en el párrafo inicial de este artículo.
En mi opinión seguimos sin avanzar en acciones definitivas que nos aseguren consolidarnos económicamente, ya que no se completan las reformas importantes como la fiscal, laboral y educativa; no veo estrategias definidas para la construcción de una economía de mercado estable y desde luego una estructura democrática por la difusa política que arrastramos. Y como ha sucedido año con año, siempre dependemos de los factores externos para las definiciones de nuestro país.