Enfrentan víctimas a Calderón

El cambio de sede para el "Diálogo con miembros y representantes de la sociedad civil sobre la problemática de seguridad", generó confusión. Pasar del Museo de Antropología al Castillo de Chapultepec fue por seguridad y para mantener a raya a los manifestantes. Para entrar al encuentro entre el presidente Felipe Calderón y Javier Sicilia había que pasar al menos tres filtros de seguridad, de los que ni el poeta escapó.

Momentos antes de iniciar el acto Sicilia y el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna casi se "topan" de frente, salvo que el funcionario federal pudo pasar sin ninguna dificultad por el filtro de seguridad, mientras el activista hizo fila como el resto de los asistentes.

El acto oficial inició minutos después de las diez de la mañana con la entonación protocolaria del Himno Nacional. Sicilia pidió un minuto de silencio por las víctimas de la lucha contra la delincuencia y sólo después de eso iniciaron los discursos. Conforme a lo acordado Sicilia tomó la palabra en primer lugar.

Señaló, como ya lo había hecho en diversas ocasiones, la responsabilidad del gobierno y de las fuerzas armadas en la escalada de violencia, aunque en esta ocasión el reclamo no se quedó ahí. "El Estado mexicano está fallando en su obligación de proteger a su gente y defender sus derechos, por eso señor presidente en su función de Estado ustedes son corresponsables junto a los gobiernos de los estados de 40 mil muertos, miles de desaparecidos y miles de huérfanos", aseguró el poeta. Exigió que "en su calidad de representante del Estado, señor presidente, está obligado a pedir perdón a la nación, en particular a las víctimas".

La respuesta del presidente Felipe Calderón, en primera instancia no fue tan clara y puntual. Más bien retomó el tono de lo dicho por Sicilia. Lamentó las muertes de las víctimas, pero también las de militares, de la Marina, de las policías estatales y municipales, así como de la Federal en la lucha contra el crimen.

La segunda hora del encuentro fue para familiares y víctimas del crimen organizado. Los casos de la comunidad de LeBaron en Chihuahua, y Cherán, Michoacán, desapariciones de personas y policías, fueron repasados hasta donde el dolor lo permitió sin que las víctimas pudieran evitar el llanto. Calderón tuvo que levantarse para consolar a una mujer.

 SE HACE LO QUE SE PUEDE CON LO QUE SE TIENE Calderón respondió a la crítica que la violencia fue desatada por el uso de las fuerzas armadas con un argumento esgrimido en varias ocasiones. Aseguró que "si estuviera en la posibilidad de evitar un crimen y no tuviera más que piedras en la mano, lo haría con las piedras esperando que por lo menos tuviera en un momento el aliento de David para hacerlo, así hay que hacer las cosas en un México dolido, hay que hacerlo con lo que tenemos". Admitió que las instituciones de seguridad están minadas por la corrupción y agregó "yo sé que este cáncer, esta plaga, ha carcomido a las instituciones mexicanas, a las iglesias, a los medios".

 COMPROMETE SICILIA A FCH Sicilia preguntó al presidente "¿Está de acuerdo en las propuestas que le hemos hecho, incluso en la de pensar en materia de seguridad? Y si está de acuerdo cuándo nos vemos señor presidente, proponemos en tres meses y hagamos una comisión de seguimiento".

El presidente aceptó el compromiso, pero advirtió que las fuerzas armadas no abandonarán las calles en el futuro inmediato. "Yo estoy dispuesto de veras, a buscar esa paz con justicia y equidad, simplemente claudicar, simplemente echarse para atrás, no es paz don Javier".

Entre reproches mutuos y justificaciones Sicilia le sacó al presidente un compromiso: crear una comisión que dé seguimiento, que por orden de Calderón será coordinada por el secretario de Gobernación, Francisco Blake.

¿Quiénes hablaron?

Julián LeBaron

Este constructor y ganadero es calificado por Javier Sicilia como aquel que vino a sucederlo, tras anunciar que dejaría de escribir poesía.

Su incursión en la lucha contra la inseguridad se dio en 2009, cuando su familia se opuso a pagar un millón de dólares a quienes secuestraron a su hermano Erik y, en cambio, junto a la comunidad mormona de Galeana, exigieron su libertad en una protesta ante el palacio de Gobierno de Chihuahua. Erik volvió a casa días después, corría el mes de mayo.

Para el 7 julio, hombres armados invadieron la casa de otro integrante de la familia LeBaron, Benjamín y se lo llevaron, junto a su cuñado, Luis Widmar, quien acudió en su auxilio. Sus cadáveres fueron hallados con 4 tiros en la cabeza cada uno.

María Herrera

Doña María es una mujer ya madura, en quien radica la encomienda de formular la parte central de demandas al presidente Calderón. Ella es madre de Jesús, Raúl, Gustavo y Luis Armando, cuatro de los 19 desaparecidos de la comunidad michoacana de Pajacuarán, donde la principal actividad económica es el comercio de pedacería de oro.

Los dos primeros fueron secuestrados junto a cinco personas en Guerrero y desde agosto de 2008 nada se sabe de ellos. Los otros dos fueron secuestrados en Veracruz, al año siguiente.

Ayer cuando trazaban su plan de acción en el diálogo con el presidente, esta mujer de gesto duro acumulaba fuerza, coraje, para hablarle al jefe del Ejecutivo federal, "porque -advertía al resto de las víctimas organizadas- cuando hablo de mis hijos, se me quiebra la voz".

Norma Ledesma

En 2002, junto a otras madres y familiares de mujeres asesinadas o desaparecidas en Ciudad Juárez, Norma fundó Justicia para Nuestras Hijas.

Norma es mamá de Paloma, una joven secuestrada en marzo de 2002 y cuyo cadáver fue hallado 27 días después.

Gracias a Justicia para Nuestras Hijas, la comunidad nacional e internacional centró su atención en la violencia feminicida en México, fue a iniciativa suya que un equipo de forenses argentinos, expertos en identificación de cadáveres, revisara los cientos de cuerpos no identificados de los que las autoridades preservaban muestras, y se creó la Unidad Especial Investigadora en Chihuahua.

Desde 2010, Justicia para Nuestras Hijas alimenta una base de datos sobre mujeres desaparecidas y asesinadas por su condición de género en México.

Salvador

Proveniente de Cherán, Michoacán, Salvador representa a los indígenas comuneros que desde abril pasado radicalizaron su lucha en defensa de los bosques del estado, depredados por la tala ilegal, por medio de cierres carreteros que han llevado a la confrontación con talamontes y policías, así como a la desaparición y el asesinato de varios ejidatarios.

"La palabra que traemos es humilde y sencilla para contar nuestra historia de lucha: nos hemos levantado en la madrugada del 15 de abril, para detener a la gente mala que mata nuestros árboles, nuestra tierra y agua ¡Ya basta! (...) Nuestra lucha es de justicia para nuestro territorio, justicia para los asesinados, presentación de los desaparecidos, ¡vivos se los llevaron y vivos los queremos! Vamos a seguir adelante, porque la Madre tierra no se vende -concluyó-, sino que con la vida se defiende...".

Araceli Rodríguez Nava

Araceli es familiar de Luis Ángel, uno de los siete policías federales que desaparecieron rumbo a Ciudad Hidalgo, Michoacán, a donde habían sido adscritos para labores de seguridad pública al servicio del municipio.

Los agentes partieron el 16 de noviembrede 2009, sin viáticos ni vehículos oficiales. "Lo único que les dieron fueron oficios de comisión y sus armas de cargo, fue por eso que buscaron quien los llevara seguros a su destino", narra Araceli.

Siete días después de su partida, la Policía Federal aún no se percataba de su desaparición, por lo que debieron ser los mismos familiares los que emprendieran su búsqueda. Hasta el momento nada se sabe de ellos.