No hay concordancia entre los discursos que dan nuestras autoridades en uno de los campos de la sociedad como es la alimentación y en otro como es la salud cultural del pueblo mexicano: Por un lado se prohíben cierto tipo de alimentos que son poco nutritivos, pero muy sabrosos ya que se les culpa directamente de la obesidad de las personas con los riesgos de salud subsecuentes. En cambio, cuando se trata de la alimentación cultural, pocas veces dicen esta es boca es mía; muy por el contrario, a tales empresas de comunicación se les tiene en tal estimación que se les permite acaparar privilegios en el usufructo de las ondas de radio y televisión y otras cosas por el estilo, interferir en la ley a su provecho, de tal manera que muchos investigadores los consideran ya el cuarto poder de facto, con similitud de fuerza si no es que más.
¿En cambio, al pueblo mexicano que le dan? Según esto, lo que le gusta a la gente. Lo mismo dan las empresas que producen la comida chatarra, lo que le gusta a la gente; en un caso se permite y en el otro no. Lo que yo no puedo descubrir es el trato equitativo que se supone debe de existir en una sociedad democrática como la nuestra.
Puede ser que se considere que la salud física es más importante que al salud mental del pueblo; aunque la fórmula griega dice: Mente sana en cuerpo sano. O viceversa si se quiere. Y lo que en realidad se está descuidando es la mente de las personas.
¿Qué tanta culpa tienen los medios de comunicación masiva de la situación que estamos viviendo? ¿Se va a decir que es muy difícil probar la relación existente entre la inseguridad pública la relajación moral de la sociedad con la programación que se nos ofrece? Lo mismo se podría decir que se probara que el consumo del llamado alimento chatarra tiene algo que ver con la pérdida de la salud del pueblo mexicano. Bueno, ya lo sé, en un caso se esgrimirá que no hay investigaciones que puedan probar en un campo lo que en el otro sí se puede.
Si una de las grandes vetas que tiene los medios de comunicación es la explotación del morbo, qué mentalidad se está formando con los llamados talk shows que lo único que presentan es la podredumbre de las personas. En donde puede ser dignificante para un niño una jovencita o un joven estar presenciando los pleitos de vecindad mediante los cuales se rebaja la dignidad humana. Lo único que logran es que se nos haga natural y que nos distraigan de cosas más importantes en los que tiene que pensar la sociedad.
Todos los días estamos leyendo noticias relacionadas con la página roja y reducimos la vida a eso, a que en todos lados tiene que ser así, porque lo otro, lo que dignifica al ser humano no es noticia o no ha de existir. La gente famosa es la actriz con pocas dotes que abusa de los silicones y que gusta de sobresalir escandalizando a la gente. El escritor que dedica toda una vida a perfeccionar su arte no es gente famosa, el filósofo que intenta dar nuevas respuestas a la vida no es gente famosa, los grupos sociales que trabajan para que las instituciones sociales sobrevivan no son gente famosa, y así podemos seguir enumerando.
Los negocios son negocios y están hechos para dar ganancias. Pero si ésa es la razón liberal que se esgrime a su favor, entonces tendríamos que aceptar que no tiene nada de malo lo que actualmente se persigue, el mercado de la droga. Y otra vez volvemos a lo mismo, afecta a la salud física, y con ello la inestabilidad social. Que se afecte a la salud mental del pueblo mexicano y a sus valores ¿No debe de importarnos?
Mas no conforme con ello, importamos la porquería, porque las cosas de calidad ni nos interesan. No están hechos para el pueblo mexicano programas con pretensión moral o estética, ni con el espíritu cívico, ya ni melodramas con temas históricos se produjeron el año pasado, ni siquiera repitieron lo que ya se ha producido en este país, hasta el canal del politécnico que era una de las pocas opciones que teníamos en el plano de lo cultural lo convirtieron en un canal beisbolero.
Éste es el México que nos han construido. Exceso de noticieros que se repiten unos con otros en donde se influye en la opinión pública para que acepte las condiciones de vida que se nos ofrece aunque a veces se nos antoja que no se puede bajar más. Los que viven cierta posición económica por lo menos por medio del telecable huyen a canales extranjeros para satisfacer su curiosidad sobre tantas cosas que el mundo y la naturaleza nos ofrecen.
A veces uno se azora. En México se considera como uno de los mejores programas el de Chespirito, yo no digo que sea un programa bien hecho ni que el señor tenga sus valores. Pero si eso es lo máximo que podemos ofrecer en los medios masivos de televisión como que no va de acuerdo con que en este país se haya producido un Octavio Paz o un Carlos Fuentes o tantos escritores de su mismo nivel tan desaprovechados por los medios, salvo raras excepciones como el primero. Basta recordar lo que hicieron con Ricardo Garibay cuando la iniciativa privada se apoderó de su canal.
Lo que el propio gobierno gasta en los medios resulta ofensivo para un pueblo con tantas necesidades. En cambio, de allá para acá no hay reciprocidad. Los presupuestos publicitarios políticos se hacen con nuestros impuestos. Algo a cambio, sólo se pide algo a cambio.
El alma del pueblo mexicano debe de tener alguna dignidad, como su cuerpo. Este aspecto a nadie le importa. Un político no va a arriesgar sus quince minutos de fama y lo que ello, en ese campos significa.
En este país vivimos.