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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

Vacaciones

José Luis Herrera Arce

Para aquellos que afirman que el tiempo es dinero, tal vez la idea de las vacaciones no les agrada mucho; sobre todo si se trata de las vacaciones de aquellos quienes por medio de su trabajo les producen sus riquezas; sin embargo, una de las cosas que se han impuesto en el mundo son estos descansos que se utilizan de múltiples formas; todas ellas, en hacer cosas diferentes a lo que estamos acostumbrados.

Unos viajarán, si es que tienen medios con que hacerlo. Este es uno de los cuantos placeres que la inestabilidad del país nos hace dudar si lo haremos o no lo haremos. Pero viajar se hace necesario; si es en México para encontrarnos con nuestras raíces: los que sientan cercanas las raíces ibéricas, podrían ir a Veracruz y seguir la ruta de cortés, leyendo a ratos las crónicas de Bernal o las cartas del mismo cortés. O si no, visitar ciudades que surgieron en la colonia y que en las fachadas de sus iglesias presumen el barroquismo.

También , los que estén interesados en el aspecto religioso, hay muchas semanas santas dignas de observarse con veneración o con ojos de niño sorprendido, como la de Taxco.

Aquellos que sientan más las raíces indígenas pueden acudir a infinidad de partes: la sierra Tarahumara, por ejemplo, bajar sus barrancas, observar a los indígenas en sus rituales, como el correr alrededor de sus iglesias durante mucho tiempo. O ir a Michoacán y recorrer todos los pueblitos que se encuentran alrededor del lago de Pátzcuaro, cada uno con una artesanía diferente. La mejor fecha para ir es el día de muertos, sus rituales en verdad impresionan.

O si no lo ha hecho, entonces hay que viajar más hacia el sur a Yucatán o Chiapas, donde las ruinas Maya esperan, y estas podrán combinarse con los colores maravillosos de las aguas del Caribe que son completamente dife3rentes a las aguas del pacífico.

En Veracruz existe el museo de la venta que promovió Carlos Pellicer, o si no alcanza para ir hasta allá con acercarse a Teotihuacán es suficiente para darse cuenta del gran esplendor que tuvieron los pueblos de nuestros ancestros de parte de nuestra sangre indígena. Aquí entonces llevará el popol vuh o el chilam balam, o las poesías nahuatls que han sido compiladas por Ángel María Garibay.

En México hay muchas rutas que seguir: la de la independencia y la de la revolución serían unas cuantas. El peregrinaje de los aztecas, o el peregrinaje de los padres misioneros a las tierras de la baja California. El padre Kino sería uno de ellos.

La culturas indígenas actuales que aún se conservan también son de interés. Chiapas es rico en ello y muy celoso de su cultura. La sierra de puebla está plagada de cosas interesantes, como Huaquechula, Llenarse de paisajes que nunca ha tenido oportunidad de ver y pensar que esos paisajes le pertenecen a México.

Para que más se pueden aprovechar las vacaciones: para ir al campo, a la presa, de cacería, para quien le guste la caza, o simplemente hacer turismo ecológico. Conocer, conocer, conocer.

La sola Ciudad de México es un mundo para descubrir, lleno de museos de todo tipo; hasta palacio nacional ha sido convertido en un museo. Museo de historia, de mucha historia, de pintura, de muchas clases de pintura, (Museo de Arte Moderno, Museo de San Carlos, Museo de Frida Khalo). En diciembre tuve la oportunidad de conocer un museo sobre los genocidios que está enfrente de la Alameda Central. Sales temblando de lo imbécil que pueden ser los hombres.

Caminar por el centro de la Ciudad de México es suficiente como para tener otra experiencia. Lo que era y lo que la tratan de convertir. Y si no te gustan los tumultos. (En época de vacaciones México se vacía) puedes ir a Guadalajara o a Monterrey, o alguna otra ciudad con historia.

Pero las vacaciones pueden servir para otras cosas. Hacer lo que has dejado pendiente de hacer. Pintar el portón, una pared, tu cuarto. Replantar el jardín ahora que torreón se ha quedado sin flora. Hacer un calis de cómo será tu jubilación para ver si te decides a pedirla o no.

Todo consiste en tener imaginación. Claro que también le puedes huir a la vida y entonces te emborrachas a diario y cuando te des cuenta sólo preguntarás, ¿ya se acabó? Este es la manera más tonta de pasar las vacaciones.

Los jóvenes, las familias, los viejos, los niños, tienen en puerta las vacaciones. Pueden organizarse partidos de fut, de dominó, de ajedrez, o de lo que les venga en gana. Pueden dedicarse a ver películas, o a leer libros.

Puede ir a los oficios que no le quitarán mucho tiempo pero que de alguna forma o de otra le ayudarán a reflexionar sobre la vida. También para un poco de reflexión pueden servir las vacaciones.

Puede escuchar las nueve sinfonías de Beethoven, o simplemente descansar. Puede hacer lo que usted quiera, para eso ha trabajado, para darse el lujo de descansar. Si no, ¿Qué sentido tendría el trabajo? ¿Sobrevivir nada más?

Disfrute su bien merecido descanso. Y si no lo es, pues también.

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