Lo ven ha sucedido de nuevo y eso que dicen que muchos soldados patrullan nuestras calles, con la mano en la cintura se ha vuelto a acribillar a seres humanos, dos días antes que la marcha por la paz toque nuestra ciudad.
Los que saben, donde están los que saben. Aquellos que reducen la realidad de las cosas a una sencillez pasmosa, porque no nos dicen de una buena vez como remediar este problema que ha llevado a toda una ciudad, antes pujante, a un país del que mal que bien nos sentíamos orgullos, a un situación de sobrevivencia; a lo mejor ya ni a sobrevivir llegamos.
No sé, basta darle un vistazo a lo que se dice en las campañas y confrontarlo con la realidad para darse cuenta de que son puros cuentos. Lo obvio es que te digan que habiendo fuentes de trabajo, se abate a la delincuencia. Sin embargo, esas fuentes de trabajo ¿quién las va a crear?
No hay que tener mucha memoria para recordar que cuando nos metieron en el tratado de libre comercio ese fue el chanchullo en el que nos hicieron creer; la inversión extranjera. Lo único que pasó fue que el mercado de obra barata se hizo mundial y se puso en subasta el hambre de los trabajadores. El capital, como siempre sucede, sin corazón alguno se fue a donde le ofrecieron mejores condiciones para contratar a ínfimos sueldos trabajadores y los que salieron ganones fueron los países asiáticos, por eso ahora hay que aprender el chino mandarín.
En un primer momento proliferaron las maquiladoras pero ahora estás han brillado por su ausencia, el capital se ha ido y no veo como hacerlo volver a menos que pasen muchas cosas que no resultarían beneficiosas para la clase trabajadora.
¿Qué tendría que pasar? Abaratar la mano de obra, o sea ponernos a precio ignorando todo lo que se hizo en el siglo XX por dignificar la vida del trabajador mexicano. ¿Tan fácil, no?
En segundo lugar, lo que menos interesa a los capitales es estar en lugares conflictivos. Les puedes ofrecer el oro y el moro pero si el lugar es conflictivo lo pensarán dos veces y ya vemos lo que sigue sucediendo en nuestra ciudad a pesar de tanto ejército que recorre nuestras calles que tampoco ha resultado suficiente para detener este mal.
En tercer lugar hace falta educación; pero no esa educación que se ha convertido en repartición de papelitos que no sirven para nada, porque en realidad no representan conocimientos y mucho menos formación, o sea la obtención de valores y actitudes.
La verdadera educación que hoy se da es la del soborno, la del tener, la de la falta de esfuerzo, la del gozo de la vida y la de la imbecilidad. Nuestros medios de comunicación, incluyendo los llamados culturales, son una muestra palpable de eso. ¿Que tipos de valores obtiene la ciudadanía de la televisión y de la radio mexicana? que explotando el morbo te puedes ser famoso, lo mismo que si explotas a tus hijos desgraciándoles la vida futura. No hay que tener mucha materia gris para aburrirse pronto de los chistes contados por televisión y la información que nos proporciona nos pinta esta realidad fatídica de que la pensamos no podemos salir.
Esa es la educación que no tiene el pueblo mexicano porque ni siquiera sabe de su historia, porque lo más fácil del mundo es hacer que un país ignore su pasado para que no pueda sentirse orgulloso de nada y estando en estas condiciones se preste fácilmente a ser carne de cañón de un capital que simplemente pagará poco por él. Todo mundo acepta que sabe menos que un niño de primaria.
La educación no sólo consiste en conocimiento, consiste en valores. En el caso de los mexicanos, ni valores ni conocimientos. ¿o dígame cuales? ¿Las de emprendedor? Entonces de ahí debieran de salir las nuevas fuentes de trabajo, pero ahí hay otro problema, aquellos maleantes que llegan y cobran sumas estratosféricas por permitir seguir con vida a un negocio próspero. A ver señores como le van a hacer para enfrentar este problema, si hay que agregar esto la desconfianza que le tenemos a todo tipo de autoridad del color que sea.
Las fuentes de trabajo no pueden consistir en este grupo de personas que salen a barrer las calles o a repartir publicidad política. ¿Qué futuro hay en eso? ¿Qué dignidad humana se puede encontrar? Es más, una prueba patente de la falta de compromiso en ese tipo de trabajos es una suela de llanta de camión que lleva en el puente que cruza la Cuauhtémoc más de una semana y que nadie se ha preocupado de reportar y mucho menos quitar. Cuantos tránsitos habrán pasado por ahí, cuantos políticos hacia sus campañas, cuantos carros del ejército, cuantas ambulancias, cuantos burócratas, cuantos ciudadanos, omito a los barrenderos, puesto que no han de barrer el puente, pero hay que incluir al de la barredora. Los resquicios de llanta siguen ahí. ¿Por cuánto tiempo? Vaya usted a saberlo. ¿Actitud emprendedora?
Hay que volver a al realidad nuestra realidad. En la situación en que estamos es pura demagogia creerle a alguien que va a resolver algo cuando no afronta los problemas desde su raíz. Hasta este mercado que representa México prefiere el producto extranjero aunque se malo como fama lo tiene el asiático que a consumir lo que el país produce.
Mejor seguimos soñando que un día algo bueno sucederá.