Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

ENSAYO SOBRE LA CULTURA

José Luis Herrera Arce

Guillermo Prieto

De este personaje recordamos el pasaje cuando en Guadalajara se puso entre Benito Juárez y un pelotón de fusilamiento para defenderle la vida diciéndoles: "Los valientes no asesinan".

La historia está llena de frasecitas; pero aquí lo importante es que Prieto, además de ser uno de los hombres de la reforma, era poeta; y ser poeta en el siglo XIX, donde estaba en su apogeo el romanticismo, era importante cantarle a la patria, porque a través de este canto se construía la nacionalidad que en aquel tiempo tenía poco de existir. (Hay que recordar que la independencia apenas y fue conseguida en 1921 y que lo de Juárez pasó a finales de los cincuenta principios de los sesenta).

Aquellas voces se nos han ido perdiendo y es necesario recuperarla, porque actualmente lo que hemos llamado patria se nos desmorona. Las nuevas generaciones ya ni siquiera han de considerar la palabrita. Patria no les suena como tantas otras cosas no les sonará. Entonces, es tiempo de citar a Prieto:

¿Gran Dios! ¿Gran Dios! Que el júbilo no rompa / mi amante corazón; vuele mi canto/ entre efluvios de luz y de armonía,/ conduciendo en las alas de la gloria/ tu nombre a las naciones/ tu nombre ¡oh patria mía!/ como timbre de orgullo de los libres, como esperanza y como luz del día/.

Luchar, alzarse, destrozar valiente/ la loza de la tumba preparada/ a su ser inmortal, la negras sombras/ ostentar a sus pies despedazada/ y elevarse potente/ el pueblo independiente/ en el éter divino victorioso / exclamando triunfal: "PATRIA ADORADA! /NACE A LA LIBERTAD, SAL DE LA NADA!"/ Es el sublime espléndido inundando/ con la luz de la vida el infinito/ hacer triunfar la luminosa idea/ que fue por tempestades combatida: / es que la humanidad envilecida / en lo invencible del progreso crea!

El poema es largo como todos los poemas a las patrias; pero éstas, las patrias, no se agotan en los poemas sino en los momentos cotidianos en que sentimos que la vida es digna de vivirse, y sobre todo lo es haciéndolo rodeado de las gentes que nos estiman y en las ciudades donde nos ha tocado nacer y desarrollarnos.

A fin de cuentas, la patria comienza con mi familia y se extiende a mis vecinos, mi barrio, mi ciudad. El territorio que comparte conmigo el proceso histórico que nos ha traído al aquí y al ahora que en el caso nuestro nos podríamos remontar hasta las grandes civilizaciones que ocuparon nuestro territorio: Olmecas, Toltecas, Teotihuacanos y Aztecas.

La patria tiene mucho que ver con la historia. Es en el pasado donde se construyó lo bueno y lo malo que ahora padecemos. Es en el pasado donde se ve reflejada la cobardía o la fortaleza que envilece o engrandece a los pueblos. En todos los tiempos hay situaciones para reflexionar, en ese pasado está nuestra manera de ser.

Más cercano y por lo tanto más conocido, es López Velarde, del que cito: Suave patria: en tu tórrido festín/ luces policromías del delfín/ y con tu pelo rubio se desposa/ el alma, equilibrista chuparrosa./ Y a tus dos trenzas de tabaco sabe ofrendar aguamiel toda mi briosa/ raza de bailadores de jarabe.

Tu barro suena a la plata, y en tu puño/ su sonora miseria es alcancía;/ y por la madrugada del terruño,/ en calles como espejos se vacía/ el santo olor de la panadería.

De sobra es conocido este poema, pero como muchas cosas, preferimos tenerlos arrumbados y construir con ellos un sentimiento nacional tan necesario en nuestros días.

La vida se nos ha vuelto sobrevivencia. El afán de lucro fácil nos ha llevado a la vileza de negar que somos hombres. Este camino fácil que se nos presenta, ha venido a acabar con cualquier aspiración de un futuro mejor para nosotros y nuestra familia.

Ya no hay promesas que se hagan acreedoras de nuestra credibilidad. Todos se nos ha ido convirtiendo en un conformismo; somos tratados como pordioseros, a través de tarjetitas. (ahora dicen que son de cinco mil pesos. Con una tarjeta de esas muchos ya no tendrán la necesidad de trabajar. ¿Dónde consigo la mía?). Somos tratados como carne de cañón a través de las amenazas.

Y sin embargo habrá alguien quien recupere el grito: "Trópico porque me diste, las manos llenas de color" (Pellicer) y muchos otros gritos más.

Pero no es anda más el grito del poeta, también la idea que muchos hombres expresaron sobre lo que debía de ser México. Los sentimientos de la nación de Morelos por ejemplo o muchos otros escritos que son arrumbados en las bibliotecas y donde posiblemente se encuentren los sentidos de la vida que es necesario recuperar.

Lo viejo no es siempre desechable. Cuando lo nuevo nos demuestra que en algo estamos equivocados, hay que echar mano a lo viejo para reconsiderar el error.

La lectura para eso sirve: recuperarnos como humanos.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 637986

elsiglo.mx