Fui a la librería. Un libro casi me salía en cuatrocientos pesos (con eso de la promoción de la lectura, pensará que el precio es accesible). Se trataba de africanus y es el primero de una serie de tres, así es que sumándole el chistecito me salía en más de mil pesos. Busqué la edición económica pero se les ocurrió a los editores inventar formas novedosas de hacer libros y aunque me salía a la mitad no me animé. Busqué mejor otras lecturas más accesibles a mi presupuesto y si di con una colección de ensayos literarios con costo por tomo era de 33 pesos. Adivinó usted, editorial española y me imagino que son libros editados para estudiante por el tema que trata.
Ya lo sé que en esto de los libros en gustos se rompen géneros y que buscando se puede encontrar el libro interesante al precio a la altura de tu bolsillo; también existen los libros de segunda en donde te tienes que poner abusado porque si no te ganan las gangas.
Bueno, con esto de africanus se me vino a la cabeza lo del circo romano aunque esto hubiera sido después de las guerras púnicas, de la destrucción de Cartago y de los Gracos (que eran descendientes del africano). Lo del circo era la manera de tener contento al pueblo, porque en el se presentaban espectáculos gratuitos a los ciudadanos y ya en la etapas más decadentes de la historia de este gran imperio, se regalaba el trigo como en otras ocasiones he mencionado en este mismo espacio. Las dos cosas iban juntas, lo de ir a ver morir a los cristianos en las fauces de los leones y lo de salir de ahí con la canasta básica repleta para que la familia se alimentara.
Personas como los Gracos son los que veían mal que unos cuantos se fueran apoderando de las tierras mientras que muchos soldados que ofrecían sus vidas en aras del imperio a fin de cuentas se quedaran sin medios para subsistir.
Lo del trigo se sufragaba con las contribuciones. Claro, por supuesto, los que vivían bien eran aquellos que moraban en la capital y que por lo general se dedicaban a no hacer nada, o a ser muy listos para acumular sin mucho esfuerzo y con mucha labia. Pero fuera de la capital existía el resto del imperio que tenía que sacrificarse para que en la capital no faltara nada. Y cuidadito de aquel que se opusiera a romper el estado de cosas. Así les fue a los Gracos a quienes acusaron de quererse perpetuar como el primer hombre y sobre todo pretender hacer la justicia social de aquel tiempo.
Bueno eso era ir al circo en aquel tiempo y la política también de antaño, donde la república fracasa, aguas hay que leer muy bien esto, la república fracasa dando como resultado la constitución del imperio que esto comienza con Julio Cesar que es la cabeza de la primera familia de emperadores y más que nada locos, cuya fama ha llegado hasta nosotros más por lo malditos que por el bien que le hubieran podido hacer a la nación: desde Octavio, hasta Nerón pasando por (a ver ¿por quien?) exactamente, tiberio, Calígula y Claudio; que si usted quiere conocer de estos tipos puede buscar en el Youtube la serie de "yo Claudio" o comprarse los libros (que son dos, este y Claudio el Dios).
Bueno pero esta es una época del imperio que habrá de durar mil años y que es a lo que todos los imperios han aspirado sin haber sobrepasado la importancia del que estamos mencionando.
Volvamos a nuestro tiempo. De que tenemos circo no lo dudamos porque los estadios existen, nada más que ahora no se inundan para representar batallas navales y los gladiadores visten en pantalones cortos y todo su afán es meter una pelotita en la portería contraria. A veces nos hacen sentir orgullosos cuando ganan campeonatos como los Sub 17 pero a veces nos llevan a la desesperación y nos hacen abominarlos como los Sub 21, y otras veces nos acostumbramos a irlos verles perder como a los Vaqueros.
Una cosa muy importante para la funcionalidad del circo es que gane, que mantenga el orgullo del gladiador que vence en las guerras de a mentiritas, para que aquel que tiene estómago cervecero y que no corre cien metros sin sofocarse, pueda irse al Ángel a festejar la victoria. Si esto no sucede el circo es contra producente.
La otra parte es la alimentación. Con los romanos había un imperio tan basto y como todos los de fuera tenían la obligación de producir para los de la capital, pues no tenían mucho problema más que controlar a los esclavos (ya ven como le fue a Espartaco) pero en un país como el nuestro que nos han hecho competir más que nada en el mercado de la mano de obra barata, y donde las opciones para encontrar trabajo se han reducido al mínimo y donde los títulos profesionales se han ido devaluando, como también en los ochenta se devaluó nuestra moneda, y donde a diario escuchas como la obra pública de relumbrón sale más cara y hasta se toman el lujo de no terminarla y de echarse la bolita los unos a los otros y de que todo eso es dinero que tiene que pagarse tarde que temprano y que una manera de hacerlo es la inestabilidad económica es de ponerse a pensar si en realidad vamos por buen camino.
Una de las cosas que me sorprenden es como el imperio romano pudo subsistir tanto tiempo con tanto loco que lo gobernó. ¿Pensarán nuestros actuales gobernantes que en México puede pasar lo mismo? ¿No será exceso de confianza?
Al menos ya sabemos que en los sindicatos la democracia se ha convertido en dictadura. Que los millones danzas y los políticos se creen soñados, todavía no manifiestan que son semidioses pero si que todo lo saben y todo lo pueden. Sin embargo el país se hunde sin remedio en la desesperanza, sin tener fe en la solución de sus problemas.