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ENSAYO SOBRE LA CULTURA

Industria cultural

José Luis Herrera Arce

Este término fue acuñado por los de la escuela de Frankfurt que eran sociólogos alemanes que en la Segunda Guerra Mundial se refugiaron en los Estados Unidos y que comenzaron a investigar sobre los efectos que tenían los medios de comunicación sobre todo en el ámbito de la cultura.

Con ello se referían a los productos que se producían si no en serie, como las películas, sí con el único afán del consumo y con ello, sin importar las calidades que la obra de arte debería de tener. Muchas de estas acciones se realizaban y se siguen y seguirán realizando bajo el pretexto de que a la gente hay que darle lo que quiere y supuestamente la gente lo que quiere son productos de bajísima calidad y de fácil consumo.

Si nos estuviéramos refiriendo a la industria alimenticia, entonces a la gente le tendríamos que ofrecer comida chatarra y olvidarnos de las verduras o de balancear alimentación. (No sé por qué el Poder Legislativo sí puede intervenir en este rubro y no en la industria cultural. Por supuesto, el efecto de la mala alimentación es engordar que se supone es malo para la salud, y consumir los productos de la industria cultural ¿supone el mundo que son anodinos?).

La industria cultural, entonces, es lo que el cine produce, la industria del disco produce, al industria de la televisión y los best seller nos ofrecen y se hacen famosos porque todo mundo habla de ello y lo consume porque está de moda porque es chic, pero que no soporta ni el más leve análisis de calidad, como la comida chatarra.

Del grupo arriba mencionado se subdividieron en dos, Apocalípticos e Integrados. Los primeros negaban toda posibilidad de que los medios pudieran ofrecernos algo que valiera la pena. Sus productos sólo podían llevar a la enajenación. Los segundos vieron la posibilidad de que la cultura de alta calidad llegara, sobre a todos aquéllos que de otra manera jamás podrían tener acceso a ella. Por medio del disco, la radio o la televisión, personas que jamás habían estado en un salón de concierto, ahora tenían la posibilidad de disfrutar un concierto o una ópera, o el ballet. Demasiados ilusos pensarían otros; o en el hecho verían la necesidad de que la obra de arte perdiera calidades por tener que complacer a personas sin gusto. Por lo menos ésa era la manera de pensar en el Siglo XIX y principios del veinte. Como botón de muestra, el libro de Ortega y Gassette, la rebelión de las masas, que es una visión elitista de lo que es el mundo cultural. (Por más que nos pueda gustar este autor no podemos dejar de pensar que su visión es elitista).

Dicho lo anterior, la pregunta es ¿Por qué el producto de la industria cultural forzosamente tiene que ser de mala calidad? Y aquí vienen los desacuerdos. ¿Cuándo una obra o un género es de mala calidad y cuando puede ser considerada dentro de los clásicos?

Algunos piensan que el jazz es considerado ya dentro de la música clásica; otros, que no ha salido de los barrios bajos negros donde se gestó; o mejor dicho, donde la música religiosa negra se tomó como base para desarrollar la música de banda.

Otras sorpresas las podríamos encontrar en análisis de obras literarias como el viejo y el mar que para algunos de estos autores es una obra que no pasa de ser un melodrama; obra que a mí personalmente me gusta, y cuyo autor considero un ícono sobre todo de la generación perdida americana.

Mi cuñado Vidal me regaló un libro de un español, Jesús Carasa un ingeniero que como tal demuestra su inteligencia en otros rubros y habla sobre el arte contemporáneo y sospecha que también éste se presta para fraudes. Por ejemplo, habla de una exposición donde al autor se le ocurre una genialidad. Vaciar toda una sección de un museo; y así sin nada adentro presentar su obra bajo el nombre de "Vacío". ¿Esto es una obra de arte?

En artículo pasado dije que el melodrama era un temota. Si lo referimos a la literatura, cuál es la diferencia entre: "Los misterios de Paris" de Eugenio Sue y "Los Miserables" de Víctor Hugo. O porque a Máximo Gorki lo catalogamos como escritor clásico, cuando la madre, para mi gusto personal y que me perdonen sus admiradores, es una novela panfletaria y bastante melodramática. ¿Quién dice cuando termina el folletón y comienza la novela romántica o la novela de compromiso? (No hay que olvidar que la obra de Eugenio Sue influyó en los movimientos del 48 francés).

Arte no arte, cultura o no cultura, se presta a discusión y la manera de establecer una base es dilucidar cuáles serían los principios que debieran regir. ¿Quién dice que la comida chatarra produce daño en la salud humana, si es muy sabrosa? ¿Por qué no hay quien diga que algunos, o muchos o ninguno de los productos de la industria cultural, también son dañinos para un pueblo donde no se llega a leer ni un libro por persona al año?

Y en esta realidad ¿Cuál sería la función del Estado?

Y ¿Cuál, la función de la universidad? ¿Pedirle a la empresa que le diga qué tipo de profesionistas quiere que le produzca?

Estoy de acuerdo que no todo producto de la industria cultural tiene que ser malo, no soy apocalíptico. Sobre todo en ciertas áreas, es necesario que se fortalezcan los medios. Lo que pasa es que cuando se discuten estas cosas no se ponen las bases para la discusión, porque lo bueno y lo malo depende de los principios y paradigmas que rigen. Por ello es posible decir que la comida chatarra es mala, o la droga; de la misma manera que en otros actos humanos se puede medir su bondad o maldad.

Un buen punto de discusión.

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