Un a
O por delante
Voy a comenzar este artículo, con un soneto de Salvador Novo:
Un año mas sus pasos apresura;
Un año más nos une y nos separa
Un año más su término declara
Y un año más sus límites augura.
Un año más diluye su amargura:
Un año más sus dones nos depara:
Un año más, que con justicia avara n
Meció una cuna, abrió una sepultura.
¡Oh, dulce amigo cuya mano clara
En cifra de cariño y de ternura
La mía tantas veces estrechara!
Un año más el vínculo asegura
De su noble amistad, alta y preclara
¡Dios se lo otorgue lleno de ventura!
Era clásico que Salvador Novo le hiciera un soneto al Año Nuevo, como Carlos Pellicer se lo hiciera al nacimiento que año con año instalara en la cochera de su casa. Desgraciadamente no di con el soneto de Pellicer, pero alguna vez llegué a ir a conocer su nacimiento.
¿Muchos se van a preguntar de que sirve la referencia a estas fechas que año con año engendra nuevos propósitos que al poco tiempo se olvidan? Podríamos preguntar lo contrario: ¿Qué pasaría en nuestro mundo si no existieran estas fechas que nos proporcionan la oportunidad de reflexionar sobre nuestros actos con el afán de inyectarles de nuevo el sentido?
Lo más importante del hombre es la conciencia; ya alguna vez dije que para mí, la conciencia era el darse cuenta de que eres, y también de que no fuiste y de que no serás, de donde surge la pregunta para qué soy, con lo que se produce la cultura. A la conciencia hay que alimentarla; es muy fácil acallar esta necesidad con el engaño de todos los días que trata de deslumbrarla con el oropel del materialismo. Si, te puedes llenar de objetos y vivir para los objetos y ser un objeto más entre todos ellos en lugar de dedicarte a ser persona.
Vuelvo con lo del artículo de la semana pasada, lo que importa es el ser, y para esto hay que construir la cultura de la vida, la que se mueve hacia un punto que pretende dignificar al hombre, a todos los hombres, a la sociedad a todas las sociedades. La conciencia de hoy te asegura de que estamos muy lejos de este punto y que cada vez nos alejamos más.
Hoy no contamos ni siquiera con la tranquilidad de vivir. Hoy no contamos con la confianza que le deberíamos de tener a nuestros vecinos. Hoy no contamos ni siquiera con la esperanza de que tiene un sentido este caminar cotidiano. Hoy nos encerramos en espacios pequeños y aunque estos sean lujosos, no dejan de ser pequeños. Hoy nos invade el miedo y la mejor manera de ser esclavo es tener miedo. Hoy vemos enemigos por todas apartes.
Desgraciadamente así están las cosas y estas fechas nos sirven para reflexionar hacia donde nos estamos dirigiendo y la posibilidad de corregir la ruta. Siempre se puede hacer. Si antes se pudo, hoy también se puede, lo único que hace falta es dejar de ser cobardes y buscar el apoyo de otras personas que también quieren dejar de ser cobardes para construir un nuevo mundo.
La educación para eso sirve para alimentar a la conciencia. La educación es algo más que aprender a leer y a escribir para no usar la lectura y escribir mal; algo más que manejar los números. Es conocer a la naturaleza para poder relacionarte con ella, y es conocerte a ti mismo para conocer tus potencialidades.
Desgraciadamente, hoy se estudia para conseguir un título pensando que un papel te dará un mejor trabajo. Esto es parte de las tonterías en las que ha caído nuestra sociedad, por eso hay tanto desempleado.
Hay muchas cosas que hacer en este año que comienza. Cada quien que haga lo suyo para mejorar a nuestra sociedad.
Por: José Luis Herrera Arce
