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Enséñalo a amar la comida sana

Si tu hijo aprende a comer sanamente será un adulto sano el día de mañana

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Yohan Uribe

Porque comerse las espinacas ya no es un simple consejo de Popeye, sino una necesidad para una sociedad que ocupa el primer índice de obesidad infantil, cada día aumentan más los programas, guías y recomendaciones que buscan mejorar el hábito alimenticio en la población infantil, procurando que los pequeños cuenten con una lonchera llena de alimento sano y en la justa medida.

Hábitos como el consumo de alimentos chatarra, el consumo de grandes cantidades de golosinas o la ingesta de calorías entre comidas, hacen de la obesidad y otros problemas de salud como la diabetes infantil, una realidad que se puede combatir a través de la prevención, según explica la nutrióloga pediatra Aracely Villanueva.

Porque quienes compran la despensa, escogen los alimentos y los llevan a la mesa, son precisamente los padres, estos son responsables directos del régimen alimenticio de los hijos y de enseñarlos a amar la comida saludable. Eliminar gradualmente grasas, refrescos, frituras, pasteles y golosinas, es una alternativa, al igual que remplazar este tipo de alimentos por frutas, verduras y legumbres, que bien combinadas pueden también ser un gran manjar.

Elizabeth Delgado, gerente de la empresa lagunera “Time 2 Snack, el refrigerio ideal para tu peque”, comenta que las investigaciones médicas aseguran que todo niño que se dirija a la escuela debe ir con un sólido en el estomago, un desayuno nutritivo y balanceado, como por ejemplo un huevo con verduras, una tostada con frijoles o un pan con mermelada o mantequilla.

“Alimentos como la leche, el queso panela y el huevo son fundamentales, aunque hay que tener en cuenta que deben ser combinados de manera adecuada y en la porción exacta, ya que un error común de los padres es dar grandes cantidades de líquido a los niños, como leche de sabor, chocolate o batidos y no es recomendable”, explica.

Un refrigerio entre comidas, no es malo, lo malo es cuando esta integrado por la llamada comida chatarra, que es considerada así por su alto contenido de calorías. Sin embargo, aunque este tipo de alimentos son muy difíciles de retirar del hábito alimenticio de un niño, quienes promueven los refrigerios sanos, echan mano de la mercadotecnia para transformar la vieja imagen de la fruta y la verdura del inconsciente de los niños.

“Nosotros básicamente recomendamos servir a los pequeños las frutas de manera atractiva. Por ejemplo, la zanahoria la cortamos en forma de animalitos o dinosaurios, la fruta la acompañamos con decorados que le sean tan atractivos a los niños como las frituras que además servimos en recipientes con sus superhéroes favoritos, esto ayuda a que los niños puedan optar por el alimento saludable e ir poco a poco remplazando el mal hábito”, aclara.

Errores comunes de los padres, como decir que determinado alimento no es agradable, hacen que el problema alimenticio se complique, ya que los niños son esponjas que además de absorber, repiten y adquieren los gustos, costumbres y hábitos de los padres. Elizabeth Delgado agrega que para que un niño determine a través del paladar que un alimento no le es agradable, debe probarlo mínimo 11 veces, preparado o acompañado de manera diferente.

Evitar los famosos dolores de cabeza llamados refrescos, galletas, pasteles, pan dulce, papas fritas, grasas y frituras, no sólo previenen problemas como la obesidad y la diabetes temprana, sino que ayudan a que los niños tengan mayor rendimiento escolar, un índice elevado de atención y un autoestima mayor, según comentan los guías escolares que promueven el refrigerio saludable.

Es muy común que los niños preescolares de 1 a 5 años de edad, no muestren ningún interés por probar alimentos nuevos. Generalmente, los niños muestran poco interés en la hora de la comida y además muchas veces no quieren comer. Por lo que hay que buscar las estrategias para que los alimentos que acostumbren a comer sean saludables y no un peligro latente para su salud.

Un refrigerio sano

Algunas buenas opciones para el refriguerio son: frutas como manzana, mandarina, plátano, acompañada de una taza de su yogurt favorito.

Trozos de pepino, zanahoria o jícama, con un toque de limón y una pizca de chile en polvo.

Frutos secos con nueces, semillas y pasas, verduras troceadas, un sándwich de mantequilla o mermelada, un jugo frío o un envase de leche.

Gelatina de colores con trozos de frutas y un jugo pequeño.

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