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Entre cárteles Los problemas educativos desde el profesor

ROLANDO CRUZ GARCÍA

"Quien quiera enseñarnos una verdad, que no nos la diga; que nos situé en condiciones de

Descubrirla nosotros"

Ortega y Gasset

En educación, los profesores nos encontramos con la necesidad de superar los obstáculos que se nos presentan en nuestro trabajo como enseñantes, no sólo de los contenidos programáticos, sino del papel de animador; animación en el sentido de motivar y generar expectativas adecuadas al trabajo escolar.

Esbozar una renovada figura profesional de educador-animador, en la que la función docente no sea solamente transmisión de cultura, sino elaboración de la misma, estimulación hacia la participación y el aprendizaje, interés y atención hacia los contenidos pocas veces atractivos, todo ello con la meta de la formación humana.

Pareciera que reservar esta función a los animadores de profesión sería más fácil, por eso los profesores nos involucramos en tareas de actualización-formación con respecto a una serie de técnicas de acercamiento, socialización, liberación del miedo, sucesión lógica, de transmisión del objeto de estudio, de conocimientos variados, de concentración, de compromiso, de comunicación y muchos otros etcéteras. Sin embargo hay que dejar a los alumnos que resuelvan por ellos mismos sus inercias hacia el aprendizaje, sus resistencias a la escuela.

Ya lo manifestaba Rousseau en sus prolegómenos de la educación: "Poned los problemas a su alcance y dejádselos resolver. Que no sepa nada porque se lo habéis dicho, sino porque él mismo lo haya comprendido; que no aprenda la ciencia, que la invente". (J. J. Rousseau en Emilio)

Esta posición permite superar la perdurable división entre animación y estudio, entre actividades libres y materias, entre juego y aprendizaje, entre lo formal y lo informal en el aula; hay que recordar que uno de los problemas de la educación formal es su propia formalidad.

Tal vez apoyada por posiciones progresistas, se continúan produciendo manuales de prácticas didácticas en las diferentes ramas de la animación: la dramática, audiovisual, musical, expresivo-figurativa, tecnológica y psicomotora, etc., como identificación extremista de la libre expresión de una praxis educativa revolucionaria, con comunicación didáctica, con el fundamento psicopedagógico de una cultura alternativa, con la higiene mental, con la experiencia descriptiva del pensamiento epistemológico y existencial moderno.

La animación no puede ser reducida a un conjunto de técnicas, se trata más bien de una intervención cultural dirigida a la renovación de la escuela, tanto por lo que se refiere a los procesos educativos como a la posibilidad de modificar las actitudes de los docentes y de los padres. Con la animación hay que intervenir no para aligerar las materias (por ejemplo dramatizando la historia) o simplemente para sustituir los viejos contenidos, sino para actuar de modo que se posibilite en el educando el desarrollo de capacidades críticas y creativas.

Creatividad, entendida como capacidad y necesidad de pensar en la realidad, no separando espíritu crítico y racionalidad del momento fantástico. La animación cultural debe ser introducida en un proyecto político-pedagógico de renovación de la escuela, de sus métodos, de sus contenidos, y en un proyecto educativo que contenga, entre los objetivos a alcanzar, no sólo capacidades cognitivas, sino también habilidades psicomotoras y comportamientos afectivos; que prevea actividades didácticas dirigidas a favorecer la expresión individual y de grupo mediante los diferentes lenguajes (verbal, escrito, paralingüístico, kinésico, icónico, audiovisual, musical, etc.) partiendo de la realidad socio-ambiental en la que crecen niños y jóvenes, para alcanzar una nueva apropiación y para realizar una posible intervención modificadora de las mismas.

El problema de la educación es un problema de soluciones prácticas y no de mero conocimiento teórico. El verdadero problema del pedagogo no es el de tener un sector de la educación más iluminado que antes, sino el de usar todos los instrumentos necesarios para iluminar todo el campo.

La psicología no estudia al hombre, sino el comportamiento del mismo; la sociología no estudia al hombre, sino su capacidad de relacionarse, etc. Esto, para indicar que para el hombre no es suficiente saber, (en cualquier conocimiento que sea), sino también comprender quién es él.

Es preciso dialogar con el educando; sistema muy diferente al de los sermones y los rollos. El diálogo es ayuda y comprensión, es responsabilizar al educando frente a la libertad por él estimada. Los monólogos en la escuela son más que inútiles.

Las formas probadas por la escuela nueva para realizar la educación en la libertad son: la co-gestión, apta para la educación en general, en todos los niveles; lo que nos permite ser gestores todos del conocimiento y de las mejores condiciones para lograrlo. La autogestión (también llamada autoconocimiento), ensayable en la segunda etapa educativa y de posible implantación en el bachillerato, institutos y niveles universitarios.

La educación individualizada y personalizada, que atiende a las peculiaridades del sujeto y es partidaria de las bases antropológicas sobre las que descansa la educación centrada en la persona: la originalidad, la iniciativa y la libertad.

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