Eres el amor de mi vida
“¿Encontraré al amor de mi vida?” es algo que todo ser humano se cuestiona alguna vez. Pero ¿cómo saber quién personifica ese concepto? Un equilibrio saludable entre la existencia privada y común está en la base para construir un amor para siempre.
El amor de pareja como lo concebimos actualmente es un fenómeno reciente en la Historia. Tiene una edad aproximada de 200 años, misma que equivale apenas a medio punto porcentual de los cuatro o cinco millones de años que lleva la evolución del hombre sobre la faz de la Tierra. Brota de la decisión individual para integrar una nueva comunidad social en ruta hacia la felicidad personal y común, alejándose de una disposición comunitaria (impuesta por los padres, familiares y vecinos de los contrayentes) que se mantuvo vigente durante siglos. El trayecto de la experiencia amorosa pasa por dos etapas fundamentales: una centrada en la sensibilidad y otra basada en el intelecto.
Los primeros momentos del vínculo tienen como protagonistas a los sentidos de la vista y del olfato, de ahí las expresiones: “amor a primera vista” y “el amor es ciego”. El impacto inicial se genera en la visión del otro en su conjunto, incluidas las vestimentas y las partes del cuerpo; también se genera en el aroma, que no es el perfume sino el olor específico de esa persona. La información que los sentidos proporcionan desencadena reacciones bioquímicas, tanto para la primera impresión como para la atracción temprana (según explica la Doctora en Ciencias con especialidad en Bioquímica Gilda Flores); es así que se identifica al cerebro como el auténtico núcleo del amor y en general de la vida humana. La situación es tan importante que todo nuestro ser es atrapado y arrojado de modo involuntario a una situación inesperada, que pudo ser deseada o imaginada, y que cuando se vive muestra una realidad que desborda y supera cualquier sospecha. Así se llega al enamoramiento, ese ‘estado temporal de locura’ donde se requiere del contacto con la contraparte por medio del abrazo, del beso o de la pasión en el encuentro íntimo. Las reacciones bioquímicas son cada vez más fuertes y la huella es muy profunda en la memoria. Expresiones esenciales del bolero musical, como “la gloria eres tú” o “sin ti no podré vivir jamás” son comprensibles, y el Universo entero se concentra en el ser amado.
Pero ¿estamos frente al ‘amor de la vida’? ¿Éste se encuentra en la sensualidad, en el estallido orgásmico de la genitalidad? Aún no, pues nuestra propuesta es avanzar más allá de lo efímero para encontrar la continuidad en una relación plena y satisfactoria. La amistad, el noviazgo y los compromisos formales del inicio, simbolizados por los anillos, el encuentro con la familia política y los rituales civil y eclesiástico del matrimonio, constituyen los momentos básicos. Para ‘dar’ con quien será el ‘amor de mi vida’ generalmente se invierte un tiempo considerable y se funda así un cimiento fuerte y duradero. Esta primera etapa es importante como semilla de la segunda.
ERES ALGO, LO MEJOR
La sensibilidad disminuye radicalmente su presencia con el paso de los años y poco a poco dejará el rol protagónico al intelecto, una dimensión distinta del mismo núcleo, ya que el cerebro mantiene el control. En esta segunda y definitiva etapa, ‘el amor de mi vida’ se construye y consolida con el mismo tiempo; antes, para los grandes, década tras década; hoy, para los jóvenes, los periodos son más cortos (pero no inmediatos). La fidelidad se constituye en una disciplina intelectual y “de la pasión involuntaria de amar se pasa a la voluntad de amar” (Flores, 2008). Es necesario el diálogo de la pareja para alcanzar los acuerdos fundamentales de la convivencia, pues su vigencia y obediencia permitirán dedicarse a disfrutar, en lugar de atender los conflictos básicos y la contención de la amenaza constituida por los escenarios problemáticos, incluso violentos, que pueden salirse completamente de control y dar al traste con la relación. Dichos acuerdos giran en torno a la existencia privada de cada miembro (con una responsabilidad particular) y a la común de la pareja (con una responsabilidad compartida).
En el aspecto privado encontramos el vínculo con la familia de origen, la experiencia académica, laboral y social. Se trata de actualizar el lazo con los propios padres y hermanos, de estudiar lo que interesa y de trabajar en lo que satisface, así como vivir la amistad con los propios amigos, cultivar los hobbys personales y cuidar la salud. De esta manera se tendrá el máximo de recursos físicos y psicológicos para conseguir la entrega plena a la pareja. El ‘amor de la vida’ se construye dando todo cada día, en una totalidad cargada con los recursos mencionados. Basta imaginar la calidad de la persona que suele brotar de un contexto semejante para apetecer una tarde a su lado o una existencia compartida. Nuevamente la realidad se encargará de superar a la imaginación.
En el terreno común tenemos a la administración financiera, la intimidad y la descendencia. Es vital el mantenimiento de unas finanzas saludables, la preparación del encuentro genital a través de la erotización de la vida cotidiana (desde que amanece, con la palabra y la ternura, hasta que anochece, con la recuperación de lo significativo, pasando por compartir el alimento y los afanes del día), y el acompañamiento de la generación venidera (por una ruta formal, biológica o adoptiva, o informal, apoyando a sobrinos, vecinos o alumnos). En esta segunda etapa brota la planta, crece el árbol y se multiplica el fruto. ¿Quién se apunta para esto?
¿CÓMO ENCONTRARTE?
Cada individuo es el imán que atrae a otro y lo hará con alguien ‘de su misma calaña’. De ahí la importancia de cultivarse al máximo en el terreno personal, como preparación para el momento. Ese tesoro no se busca, más bien se encuentra y puede ubicarse en cualquier lugar.
La atención de los aspectos de la existencia privada se convierte en una espera activa, cargada de esperanza, amor y belleza, pues cuando la bioquímica aparece, ya casi nada se puede hacer en medio del torbellino. Totus tuus (todo tuyo) es el piropo mayor, la ruta segura para construirte como ‘el amor de mi vida’.
Correo-e: juanmanuel.torres@iberotorreon.edu.mx
Fuente: La fórmula química de cupido, Flores Rosales, Gilda (Revista Digital Universitaria, UNAM, 2008).
Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única.
Jorge Luis Borges, escritor argentino (1899-1986)
Al principio, todos los pensamientos pertenecen al amor. Después, todo el amor pertenece a los pensamientos.
Albert Einstein, científico alemán (1879-1955)