Espacio que se transforma
Cuando llega un bebé a la familia, la mamá se prepara con antelación para decorar a su gusto el cuarto del recién llegado... colores pastel, nubes, figuras de animalitos, mariposas, flores... una serie de tiernos motivos lucen alrededor de la cuna para asegurar los dulces sueños al recién nacido.
Pero el tiempo pasa, el bebé se convierte en un niño y sus exigencias sobre su espacio son diferentes. Para dar este salto, que muchas veces parece enorme, en realidad hacen falta pequeños detalles para un acondicionamiento efectivo del lugar.
4 en 1
En el mercado actualmente existen cunas de 4 niveles para adaptarlas de acuerdo a la edad del niño.
Primero es una cuna normal con todas las medidas de seguridad, que incluye pintura no tóxica, barrotes a una distancia adecuada y altura alta de la tarima del colchón, ideal para comodidad de la mamá.
El segundo nivel se llama “Toddler Bed”, cama de transición de cuna a cama. La tarima del colchón se puede bajar para proteger al bebé de caídas, pues es una etapa en donde ya se sienta o se para. Se retira una parte del barandal para que el bebé pueda subir y bajar libremente de la cama, con un medio barandal que le sirve de apoyo.
En el tercer nivel se quita completamente el barandal para que el niño tenga acceso libremente a su cama, pues ya no necesita de un apoyo para sus movimientos.
Para el cuarto nivel se necesita adquirir un kit adicional de conversión para unir cabecera con piecera. El kit incluye dos largueros con herrajes y la tabla donde se va a montar el colchón. El tamaño de esta cama es matrimonial y puede durar por muchos años más... una buena opción para la economía.
Decoración
Se deja a un lado los colores pastel para dar paso a colores más vivos. La decoración será de acuerdo al personaje preferido del niño, o bien a motivos estándar, como carros para niños y mariposas para niñas.
Se pueden emplear figuras de vinyl en la pared, con variedad de temas a elegir. La ventaja es que son lavables y se pueden retirar fácilmente.
