Postura. La familia accedió a que se publicara el caso, tras enviar cartas al Gobierno del Estado y al Ejército Mexicano sin respuesta.
Durango
Cerca de las 19:00 horas del 23 de septiembre un grupo de encapuchados entró al yonke en el que trabajaba Leopoldo Valenzuela Gómez, de 29 años de edad, y lo secuestró; la familia pagó el rescate pero no le regresaron a la víctima.
Leopoldo Valdéz Escobar, de 61 años de edad y padre del secuestrado, compartió con El Siglo de Durango el "calvario" en el que se ha convertido la búsqueda de ayuda por parte de las instituciones encargadas de impartir "justicia" y "seguridad" para que aborden y solucionen el caso.
En medio de su desesperación, Leopoldo padre explicó que casi una semana después la familia apenas logró reunir 500 mil pesos para, en dos partes, pagar el rescate de su hijo; aunque inicialmente los plagiarios pedían diez millones de pesos, luego cedieron a tres millones.
Narró que el 29 y el 30 de septiembre los familiares de Leopoldo llegaron hasta las cercanías de la ciudad de Santiago Papasquiaro para dejar parte del dinero del rescate en los puntos indicados por los plagiarios; el 4 de octubre los secuestradores volvieron a pedir dinero y se les entregó un millón 600 mil pesos.
El padre comentó que para ese entonces se acordó que su hijo sería liberado la madrugada del 5 de octubre en un punto ya convenido, al que se trasladó. Las horas pasaron y su hijo no llegó.
El 9 de octubre, después de un intento fallido en el que las autoridades se negaron a recibir la denuncia, finalmente se las aceptaron. En el oficio 05/2010 el Ministerio Público ordena a la Unidad Especializada en Secuestro que localice a testigos y detenga a los responsables, además de solicitar un informe "en un término no mayor a tres días". Así han pasado ya casi cuatro meses.
El 11 de octubre Valdés Escobar logró que se abriera la averiguación APRGR/SIEDO/UEIS/472/2010, de la cual tampoco hay resultados.
