Gratitud. Carmela Morales dijo que empleados de Ferromex hablaron con ellos y les permitieron guarecerse en esos viejos cuartos.
La falta de oportunidades y los bajos recursos llevaron a la familia García Morales a tener que vivir en una vieja y deplorable estación del ferrocarril en el ejido Río Nazas, de Lerdo.
COMPLETAMENTE SOLOS
Desde hace siete años, después de andar en varias casas prestadas en Villa Juárez y en Álvaro Obregón, Carmela y Bernardo decidieron utilizar como casa una de las fincas que forman parte de la estación que está a escasos cinco metros de las vías férreas.
La pareja invadió el lugar porque no tenían dónde resguardar a sus tres pequeños hijos.
Desde ese tiempo llegó a vivir en otro de los cuartos una mujer de 67 años que fue abandonada por sus hijos, pero acogida por la familia García Morales.
Doña Juana Cigarroa, quien es oriunda del estado de Morelos, llegó a vivir a Villa Juárez desde niña.
Al crecer y formar su familia tuvo a sus dos hijos Dolores y Francisco Javier, quienes se fueron a vivir a Torreón y Gómez Palacio, respectivamente.
Ella recuerda que la última vez que vio a sus hijos fue en octubre "y eso porque pasaron y llegaron a saludar, ellos no me procuran", mencionó con tristeza.
Ahí, en esas viejas edificaciones de adobe, hay seis espacios para familias; todos están ocupados; en el más pequeño vive un joven que llegó de Durango capital y no ha conseguido trabajo, en otro una joven pareja que vende materias primas en la Alianza de Torreón, otros dos cuartos son utilizados por empleados de Ferromex para pernoctar, en otro vive la familia García Morales y en el último doña Juana.
Representantes del PRI les han prometido ayudarles a mejorar su situación pero jamás han regresado, aseguran.