Mirando A Fondo / Muy Bueno Y oportuno debió haber sido el señalamiento que el presidente Calderón le hizo a Barak Obama, con motivo de los sucesos ocurridos en San Luis Potosí, en donde un grupo de asesinos atacó a los agentes especiales de Inmigración y Aduanas norteamericanos Jaime Zapata y Víctor Ávila, muriendo el primero de ellos. Con ello debió haber entendido que la guerra contra las drogas no es cosa única o exclusiva del gobierno de México. Que en esa batalla está inmerso, quiéralo o no, el gobierno del vecino país.
LOS HECHOS Ocurridos esta semana, pusieron de manifiesto, que cuando se quieren hacer las cosas, éstas se hacen y bien. Pero miren ustedes, en menos de una semana los asesinos cayeron en poder de la Policía. Se trató de un verdadero milagro, pues aún están pendientes por aclarar treinta mil homicidios, sin que haya sido posible, ni con toda la estructura del Estado mexicano, detener y consignar a uno solo de los sicarios.
LO MÁS LAMENTABLE De todo esto, es que cuando se trata de víctimas norteamericanas las autoridades (sin duda presionadas y hasta amenazadas por las estadounidenses) sí pueden dar con los asesinos en menos de lo que canta un gallo; cosa que no sucede cuando las víctimas son nacionales o centroamericanas.
DE UNA U OTRA MANERA, Este suceso fue la gota que derramó el vaso y expuso de manera clara y transparente la innegable conexión que existe entre el narcotráfico en México y narcotráfico en los Estados Unidos.
TAN ES ASÍ, Que el asunto del agente norteamericano asesinado, obligó a nuestros vecinos a detener más de 500 delincuentes que en los Estados Unidos se dedicaban con toda tolerancia y tranquilidad, al tráfico, trasiego y venta de drogas en aquel país ya convertido en el paraíso de los adictos (en Norteamérica se calcula, conservadoramente, que hay más de 25 millones de adictos).
EN LOS ESTADOS UNIDOS De Norteamérica todos los días del año: en todas sus ciudades, sean grandes o pequeñas; en sus barrios sean ricos, pobres o marginados; en sus secundarias y universidades sean públicas o privadas; en los restaurantes, cantinas o bares en estos momentos alguien está consumiendo drogas.
EN AQUEL PAÍS MARAVILLOSO, Millones de seres disfrutan a placer y en la mayor tranquilidad, el mundo de sus drogas. A todos ellos les llega en tiempo, calidad y precio. En ese mágico país, no se conoce nombre alguno de capo o cártel. No hay ciudadanos ametrallados; tampoco cabezas tiradas o cuerpos esparcidos por las calles de Manhattan. No se sabe de fiambres colgadas en los puentes de Brooklyn o en los de San Francisco, California. Nuestros vecinos como por medio de un arte verdaderamente de magia, han podido incorporar al sueño norteamericano, la canasta básica que incluye las drogas.
LOS MUERTOS, EL CRIMEN, La tristeza y desolación están de este lado. El disimulo, la permisibilidad y la tolerancia por parte de todas las autoridades, está del otro lado.
EL DÍA DE AYER Se aplicaron y detuvieron 500 traficantes (¡lotería!); ¿pero cuántos miles y miles falta por detener? No fue sino hasta que les asesinaron a uno de ellos, cuando reaccionaron y entendieron que el problema es de los dos países.
REFLEXIÓN: "Al comienzo fueron vicios, hoy son costumbres". Séneca Anneo ( 3 aC- 65 dC) Filósofo latino.
