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Etapas delincuenciales

Diálogo

YAMIL DARWICH

Queda claro que la grave situación de inseguridad que vivimos en México y muy particularmente en nuestra región, es el resultado de un fenómeno evolutivo de las actividades ilegales -el narcotráfico y los delitos satélites- que fueron profundizando en gravedad y extensión, en todos los niveles de nuestra sociedad nacional.

Desde siempre hemos sabido de los usos y abusos de la cannabis índica -marihuana- que utilizaran los primeros mexicanos con fines terapéuticos; nuestros indios consumieron el peyote, -cactus alucinógeno- en sus mitotes ceremoniales. Y ¿quién no recuerda los tratamientos contra el reumatismo a base de alcohol y marihuana?

Curiosamente, algunos médicos de antaño prescribían la cocaína como tratamiento contra la adicción a la morfina; tampoco olvide el rapé, -Nicotiana tabacum- tabaco molido y habitualmente aromatizado, dispuesto para ser consumido inhalándolo por vía nasal, que era una rampa indiscutible para adicción a diversos opiáceos.

Anteriormente, el uso de algunas drogas era limitado y ocasional, de tal suerte que consistía en una violación al orden de convivencia observada en minorías, misma que poco se atendía, puesto que por su bajo consumo no exigía mayor seguimiento, aun cuando estuviese tipificada como delito y sancionada con penas administrativas y corporales.

Hoy día, el proceso de sofisticación en su comercialización, además del uso de los otros distintos fármacos, son componente importante en la generación del estado de inseguridad social que nos afecta, en los sectores económicos, sociales y hasta políticos.

Si durante la Revolución Mexicana se refirieron a la marihuana como un estimulante efectivo para enfrentar las batallas -recuerde la canción "La Cucaracha" con el tono festivo que le imprimieron y lo poco que se combatió por seguir el principio equivocado del "mal menor por el bien mayor"- el consumo de drogas entre los grupos militares a nivel internacional tampoco fue desconocido -memore historias de la guerra de Vietnam- y, con el paso del tiempo, el uso de las mismas, fue multiplicándose y sofisticándose, tanto en el abuso como en desarrollo tecnológico y estrategias de mercadotecnia y distribución, transformándose en una apetitosa oportunidad para hacer negocios ilegales.

Ya en los cincuentas del siglo anterior, el tráfico de enervantes era perseguido como un problema social importante y fue hasta 1987, cuando Miguel de la Madrid Hurtado, entonces presidente de México, la declaró "amenaza a la seguridad nacional".

Aún así, pusimos poca atención al problema.

Desde un año antes, en 1986, Ronald Reagan, entonces presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, había creado la Directiva Nacional de Seguridad; desde esa plataforma denunciaba el peligro de la corrupción y el narcotráfico que empezaba a ser amenazante en México, así como la demanda de drogas por el mercado interno de su país, preocupantemente creciente. Tampoco atendimos.

En diciembre del 2008, periodistas de los Estados Unidos, dieron a conocer su equivocado concepto, afirmando que México era un estado fallido, denuncia refutada, aunque desatendida, por tener otras prioridades el sistema político nacional.

Desde entonces, el consumo se ha incrementado escandalosamente y la desatención a la grave problemática generó una espantosa penetración y fragmentación en múltiples grupos criminales, complicándose el combate de forma tal, que se ha hecho harto difícil contenerlos.

José Elías Romero Apis, quien fuera en varias ocasiones subprocurador de la República y del Distrito Federal y connotado abogado, ha clasificado la "Evolución y Mutación Criminal"; las describe en etapas:

La primera fue de simple pillería: individuos o pequeños grupos criminales, desorganizados, que mercadeaban con el narcotráfico minoritario; la segunda fue corruptiva, haciendo sentir su influencia social; la tercera, generó delincuencia organizada; la cuarta, incluyó la internacionalización, con cárteles que transpusieron fronteras y antepusieron sus intereses a los de las naciones; la quinta: deshumanizante, observándose crímenes espantosos, que alarman a la sociedad en que los narcotraficantes se desenvuelven; la sexta agrega al terrorismo, con posibles vínculos y relaciones por conveniencias afines; la séptima, promotora de la subversión, provocando desórdenes sociales que alteran o paralizan la vida social de áreas distintas de una población; la octava politiza el problema; y finalmente, la novena, busca la regencia criminal.

El licenciado Apis, considera que para el año de 1980, estábamos en el fin de la segunda y principio de la tercera etapa evolutiva y que hoy día llegamos a la terrorista.

Habría que actualizar la información y reflexionar sobre la posible evolución a otras más avanzadas y graves.

El problema es definido como "global", refiriéndose a la internacionalización en intereses y mezcla de muy diferentes factores que lo agravan.

Para la solución aparecen nuevamente las acciones encabezadas por la educación, ataque a la pobreza, generación de empleo y saneamiento de la administración pública.

Muy importante: la participación de todos los integrantes de la sociedad en programas de calidad de vida y ocupación de las áreas públicas y comunes de las comunidades.

¿Cómo piensa participar?

ydarwich@ual.mx

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