"Genio es perseverancia en disfraz."
Mike Newlin
Me dicen que había estado deprimido, que en el último año le había costado trabajo componer. Es difícil creerlo. Eugenio Toussaint fue uno de los músicos y compositores de mayor talento en la historia de nuestro país. Un genio, como su propio nombre adelantaba.
Desde la adolescencia, cuando sin instrucción musical previa se reunía con amigos a tocar rock, todavía con guitarra, en su casa de la colonia Florida de la ciudad de México, su talento rebasaba al de cualquiera, incluso en una familia de gran inclinación musical. Entre sus hermanos, Cecilia se convirtió en cantante de rock; Fernando, el baterista, es hoy impulsor del Festival de Jazz de Playa del Carmen; Enrique se dedicó al bajo.
Muy pronto Eugenio se concentró en el piano y el jazz. Formó Sacbé con sus hermanos Enrique y Fernando y otros. En distintas versiones, el grupo se convirtió en los años setenta -y más allá- en la expresión más pulida del jazz mexicano... un jazz crucero con toques de rock.
Una cabeza periodística señalaba ayer "Fallece alma del jazz"... Eugenio lo fue. Nunca dejó de participar en este género. Años después de que empezó a explorar otras formas musicales, en 2008, tocó con sus hermanos en un Sacbé resucitado en el Festival de Jazz de Montreal.
En su último disco, Oinos, música para beber vino, de 2008, con el Eugenio Toussaint Trio que incluía al legendario Eddie Gómez en el bajo y a Gabriel Puentes en la batería, ofreció un piano muy lejano al crucero de Sacbé. Las interpretaciones recuerdan más bien el teclado de Bill Evans, el gran maestro del jazz sutil. Oinos es un disco sibarita, hedonista, con 10 piezas ensoñadoras que se visten con nombres evocadores como California, Toscana y Pinot noir. Debo confesar mi predilección personal por este disco.
A mediados de los años ochenta Toussaint empezó a interesarse en la música clásica... o quizá lo hizo siempre, pero sólo entonces empezó a ofrecer sus trabajos al público. La obra que acumuló, disponible en el sello Urtext, es impresionante por su amplitud, diversidad, belleza y perfección técnica.
Días de los muertos (1997), una suite con la Camerata de las Américas, narra musicalmente una historia que transcurre a horcajadas entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Gauguin, también con la Camerata de las Américas (2000), incluye un brillante Concierto para guitarra y orquesta con Jaime Márquez como solista; un melancólico y (por supuesto) impresionista poema musical, Gauguin, para oboe, arpa y orquesta, con Roberto Kolb en el oboe y Mercedes Gómez en el arpa; y una Bouillabaisse para piano y orquesta, con toques de humor y de jazz con Alberto Cruzprieto al piano.
Música de cámara (2003) es una colección de obras diversas también con sello impresionista. La serie de Estudios bop, con solistas como Horacio Franco en la flauta de pico sopranino, le da un toque especial al disco. En el 2010 Alondra de la Parra incluyó el segundo movimiento de Concierto para piano improvisado y orquesta en Mi alma mexicana, el disco clásico más importante de México en el año del bicentenario.
Toussaint era un hombre tímido, más acostumbrado a expresarse a través del piano y la partitura que de la palabra. Se ha marchado a los 56 años, una edad cuando otros empiezan a elaborar sus trabajos más importantes. Deja, sin embargo, una obra de enorme calidad y de diversidad inusitada en un mundo musical que suele vivir en compartimentos estancos. Nadie que arribe de improviso a Toussaint imaginará que Selva tucanera de Sacbé, Gauguin para arpa y oboe y Pinot Noir de Oinos son de un mismo autor. El genio de Eugenio es que supo reunir estos diversos mundos musicales sin discriminación.
LA CABEZA O LA BANDA
Al contrario de lo que han afirmado los concesionarios y la Presidencia, Carmen Aristegui culpó ayer al presidente Calderón por su despido de MVS. "La cabeza de Aristegui o la banda de los 2.5 gigahertz" es lo que dice se ordenó a la familia Vargas.
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