La sequía extrema y la alteración de ciclos climáticos han aumentado la vulnerabilidad de los bosques ante el ataque de plantas parásitas e insectos.
De acuerdo con la Comisión Nacional Forestal (Conafor), el año pasado 44 mil 869 hectáreas de zonas boscosas fueron afectadas por plagas.
Los principales causantes del daño son los insectos defoliadores, aquellos que se comen las hojas de los árboles, al atacar 22 mil 752 hectáreas.
Le sigue las plantas parásitas, que afectaron en total 12 mil hectáreas distribuidas principalmente en los estados de Querétaro, Sonora, México, Morelos, Oaxaca, Veracruz y San Luis Potosí, entre otros.
La plaga más devastadora para el arbolado del país, el descortezador, provocó daños en 6 mil 374 hectáreas. Para este gusano que causa la muerte del árbol, no se ha encontrado otro método para detenerlo que el derribo del arbolado.
Jaime Villa Castillo, gerente de Sanidad Forestal de la Conafor, dijo que la sequía atípica provocó un aumento de este insecto en Querétaro, Guanajuato, el Estado de México y Michoacán, principalmente.
"Son particularmente estados que hemos monitoreado con ausencia de lluvias, es decir, con sequía recurrente y por eso se manifestaron esos insectos descortezadores", señaló en entrevista telefónica.
Explicó que el movimiento de las plagas se debe a procesos naturales de los insectos asociados con temperatura, precipitación y sequía.
"Los patrones de sequía anormal nos hacen que se incrementen las infecciones por plagas y enfermedades".
"Los más letales para un árbol que significan la muerte, son los insectos descortezadores, todos los demás grupos pueden no llegar a causar la muerte de un árbol, pero con el descortezadores muere el cien por ciento de la planta y el único método de control es el derribo del árbol", subrayó.
AGENCIA REFORMA