PBRO.Francesco Bamonte, Pbro. Gabrielle Nanni, Ing. Germán de la Cruz y Pbro. Alberto Ferrera.
LA GRAN BATALLA "El bien y el mal"
(Vigésima 2a. parte)
...Continuación
El padre de este endemoniado se dirige a Jesús y le dice que si puede hacer algo por él, y Jesús le pregunta "¿Si yo puedo?". Yo puedo todo, pero tú, ¿tienes fe de que yo pueda? Y por la fe del padre expulsa el demonio. Los apóstoles hacen el ridículo en público y después le preguntan a Jesús en privado: "¿Por qué nosotros no hemos podido expulsarlo? ¿Qué se necesitaba hacer? ¿Usar otra fórmula? ¿Pasamos del viejo al nuevo ritual? ¿Lo decimos en latín? ¿Lo hacemos en español porque es más potente? No, ¿mejor lo hacemos en portugués porque es la lengua de la Virgen de Fátima?". No es una cuestión tecnológica, es una cuestión de fe. Jesús les llama la atención por no haber tenido fe. De manera que el elemento clave del exorcismo es la fe, ya que éste es un milagro.
Hoy en día no se discute mucho que es un exorcismo, pero se dan definiciones diversas. Un gran autor ya fallecido, un maestro de la liturgia, que es el padre Triarca, dice en su libro, que el exorcismo es una invocación del Espíritu Santo, no un mandato. Este autor Triarca es muy seguido en todo el mundo. En el derecho canónico de Navarra podemos ver el comentario hecho por Triarca. Al ver este documento y contrastarlo con el evangelio podemos darnos cuenta que es contrario a este último. No sólo el evangelio, sino todos los documentos que tenemos desde el siglo I, hablan de una orden o de una invocación. De manera que lo que dice este autor es contrario a lo que dice el evangelio y todos los textos desde el primer siglo hasta nuestros días. El exorcismo es un mandato dicho por Jesús al demonio y este mandato se le ha dado a los apóstoles y después a toda la Iglesia, quien ha mantenido con fidelidad este mandato hasta nuestros días. Con una continuidad y una fidelidad absoluta. De manera que es nuestra invocación al Espíritu Santo quien entra en el exorcismo al venir y purificarlo todo, quedando todo listo. Teológicamente el Espíritu Santo es el fruto de la redención del sacrificio hecho por Jesús en la cruz. Como dice en la primera carta de San Juan; Jesús viene, y destruye el poder del demonio. Destruye el pecado, pagando con su propia sangre, que arranca a la humanidad, ese carbón del infierno, de las manos de Satanás y entonces le da al Espíritu Santo esta humanidad, que recrea y forma al hombre nuevo. Es así como el hombre viene santificado. En todos los rituales previos a la reforma litúrgica, primero se hace el exorcismo y luego viene la bendición. Primero se exorciza el agua y la sal y después se bendice esta agua y sal.
Si vemos el ritual romano, sólo se puede bendecir después que se exorciza, incluso antes del bautismo. Ha quedado también, aunque un poco diluido, dentro del ritual del bautismo de los adultos. ¿Cuál es el concepto? Primero se limpia y después se mete la santidad. Para poder comulgar, ¿no es cierto, que es necesario primero confesarse? ¿Por qué? Porque el pecado me ata al demonio, me envenena y se le da al demonio. La confesión quita todo esto, y me permite estar en comunión con Dios. Lo que no me permite estar en comunión con Dios es mi pecado. Debo entonces primero ser purificado, y después poder recibir el don de la Eucaristía. Y como dice la liturgia; con la eucaristía recibimos el Espíritu Santo. Entonces, no es invocando al Espíritu Santo como yo saco al demonio. No porque el Espíritu Santo no tenga el poder, sino porque es un proceso, primero: la purificación. Segundo: la salud y tercero: la santificación. Tiene que hacerse en ese orden. No puedo empezar por el último y saltarme los dos primeros.
Ésta es la dinámica de la redención, es lo que ha hecho Jesús durante toda nuestra vida. Es obvio que durante toda nuestra vida nos vamos purificando por medio de los sacramentos, para al final entrar en la comunión definitiva con Dios en el paraíso. Ésta es la razón del porqué, el exorcismo no puede ser simplemente una epífisis, una invocación del Espíritu Santo.
Otra cosa que se está insinuando, es llamar al "Exorcismo", "Ministerio de la consolación". Hay un obispo en Italia quien dio unas conferencias para el presbiterio, quien tiene diez exorcistas en su diócesis y quien llama al "exorcismo" "Ministerio de la consolación" Continuará...
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