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Fervor antiinmigrante, 'viagra retórico'

Política. Lanzan propuestas contra indocumentados y para reforzar la frontera con México.

Política. Lanzan propuestas contra indocumentados y para reforzar la frontera con México.

EL UNIVERSAL

Herman Cain ha prometido que construirá un muro electrificado en la frontera. Michelle Bachmann ha dicho que eliminará toda ayuda a los hijos de los indocumentados y presionará para retirarles la ciudadanía. Rick Perry se ha colocado a la cabeza de quienes apoyan las leyes antiinmigrante en todo el país. Y Newt Gingricht, ha dicho que si llega a la Casa Blanca implantará un sistema de only english y un modelo de "educación patriótica" para evitar que los hijos de los "sin papeles" sucumban víctimas de una lealtad dividida.

Bienvenidos al inicio de la lucha por la presidencia, en la que los aspirantes del Partido Republicano se disputan la mente y los corazones de un sector más conservador que decidirá el primer tramo de las primarias en los estados de Iowa, New Hampshire, Carolina del Sur, Florida y Nevada.

Desde las presidenciales del 2008, los candidatos del Partido Republicano han optado por el fervor antiinmigrante, un recurso que algunos ya han bautizado como la "viagra retórica" de los republicanos en tiempos de campaña.

Una pócima que les permite recuperar vigor en momentos de senilidad ideológica y la energía vital para granjearse los apoyos de un sector ultraconservador que les ha favorecido en las urnas y que se ha hecho fuerte desde las filas del movimiento del Tea Party. Particularmente en aquellos Estados de la "América profunda", en donde sigue mandando el voto del hombre blanco, conservador y temeroso de Dios.

A cambio, los republicanos han perdido el apoyo del electorado latino, el más dinámico y con mayores índices de crecimiento (25% cada cuatro años) que difícilmente volverá a respaldar a un sector conservador que ha hecho de la causa antiinmigrante su trinchera favorita en tiempos electorales promoviendo políticas rayanas en la limpieza étnica.

Según las proyecciones del Instituto William Velázquez, el padrón electoral latino llegará a los 15 millones en 2012. Una cifra que ningún estratega electoral puede desestimar en el marco de unas presidenciales que prometen ser de las más reñidas en la historia reciente de Estados Unidos. "Lamentablemente, los republicanos están apostando por un discurso y una estrategia que es pan para hoy, pero que seguramente será hambre para mañana", aseguró Arturo Vargas, de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Nombrados (NALEO por sus siglas en inglés).

"Particularmente cuando, en las presidenciales de 2012, el voto de los hispanos será clave en estados como Florida, Colorado, Nevada y Nuevo México", añadió Vargas en alusión al peso del voto hispano en los llamados estados "columpio" que podrían marcar la diferencia en los comicios que pondrán a prueba la popularidad y liderazgo de Barack Obama.

La decisión de atizar el odio antiinmigrante, un cálculo electoral que ha permitido al Partido Republicano atrincherarse en estados fronterizos como Arizona -que se han convertido en la zona cero de la cruzada contra la inmigración indocumentada y donde han proliferado las iniciativas antinmigrante-, demuestra hasta que punto los candidatos republicanos han decidido apostar por el apocalíptico escenario de un "choque de culturas".

Como Michelle Bachman que, en un reciente acto de campaña en Iowa, llegó al extremo de asegurar que "los inmigrantes ilegales no son como mis ancestros de Noruega, que prometieron defender la Constitución" y que, ante esta nueva oleada de inmigración indocumentada, había llegado el momento de "ponerles un alto y defender los valores auténticamente americanos". Demonizar al inmigrante, un viejo recurso de la política en tiempos de campaña, vuelve a ser un componente esencial de la estrategia republicana. Un recurso que ha sido explotado desde comienzos de los 90, pero conforme pasa el tiempo, se ha convertido en una peligrosa apuesta para el corto y mediano plazo.

"Los republicanos han preferido echar mano de la retórica de odio hacia el inmigrante antes que ofrecer políticas concretas para solucionar el problema. Entre otras cosas, porque carecen por completo de ellas", aseguró el Consejo de Inmigración en Estados Unidos, una organización no lucrativa que se ha dado a la tarea de denunciar el odio antinmigrante, los ataques de racismo y de xenofobia que hoy son el estandarte de los republicanos.

"El problema de esta retórica es que dentro de muy poco será considerada un recurso suicida ante el aumento de la base electoral hispana que, muy difícilmente, retornará al seno del partido republicano", añadió la organización.

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