Ni empresas ni hospitales
Durante décadas, la Comarca Lagunera de Coahuila y Durango fue el motor económico y la palanca financiera y recaudatoria de ambos estados. La generosidad de la Comarca, no solamente hizo posible la operatividad de las administraciones en turno y la cobertura de las necesidades más apremiantes, también posibilitó, el que se incubaran y se desarrollaran las vocaciones productivas y las subsecuentes concentraciones industriales que hoy caracterizan al corredor Saltillo-Ramos Arizpe, por lo que es justo que se le reconozcan sus aportaciones, y en reciprocidad, no solamente se emprenda una agresiva campaña de reactivación económica y de canalización de inversiones productivas a esta región tan deprimida, sino que a la vez, se atienda a la brevedad posible su grave carencia de infraestructura médica de tercer nivel y de equipo altamente especializado.
La parálisis y el paradójico estado de laboriosa simulación que presenta la obra del Hospital General de Torreón, contrasta con la asombrosa celeridad política que ha demostrado el Gobierno del Estado de Coahuila a la hora de donar los terrenos y erogar los recursos necesarios para la construcción del Hospital General de Saltillo ($450 millones) y el Hospital General del ISSSTE ($648 millones). Las diferencias resultan aún mucho más dramáticas si consideramos que esta gala de voluntad política ha garantizado el anclaje, y posterior construcción, de otros dos nosocomios en esta misma ciudad: El Hospital General de Zona del IMSS en el cual se invertirán 800 millones de pesos y el Hospital Estatal de Especialidades de la Sección 38 del SNTE para el cual aún no hay información disponible.
Mientras que a La Laguna no llegan ni empresas ni hospitales, el corredor Saltillo-Ramos Arizpe se ve ahora no solamente beneficiado con la concentración de inversiones productivas, sino también, con la de hospitales y el surgimiento de su propio distrito médico. Las inversiones que se han realizado en La Laguna en materia de infraestructura médica son meramente paliativas ya que no alcanzan a atender, ni a fondo ni superficialmente, los más de 30 años de rezago que presenta la región en materia de clínicas y hospitales públicos.
Ya desde hace tiempo, el Plan Maestro de Infraestructura Física en Salud 2003-2010 había reconocido y validado, en base a toda una gama de estudios, la imperiosa necesidad de construir, adicionalmente al Hospital General de Torreón, un Hospital Regional de Alta Especialidad (HRAE) en vista de las graves carencias ya señaladas. No obstante, y a pesar de que ya se había firmado un Acuerdo de Coordinación entre la Secretaría de Salud Pública del Gobierno Federal y el Gobierno del Estado de Coahuila para la construcción de esta obra (Diario Oficial de la Federación 16/05/2006), lo cierto es que hasta la fecha no se cuenta con los terrenos requeridos para este proyecto. Ni hablar de los terrenos para el Hospital de Alta Especialidad del ISSSTE que se está considerando para esta ciudad.
La Laguna requiere de muestras claras y contundentes de voluntad política, sobre todo, cuando la sensibilidad social de este Gobierno está en entredicho. La donación de los terrenos necesarios para la construcción de estos dos hospitales, sería un paso en la dirección correcta. El trato digno y la atención médica de calidad que merecen los laguneros no deben estar sujetos a mezquindades o cálculos electoreros.
Julián Mejía Berdeja.
