¿Dónde estaba la maldad?
¿Nacemos malos? ¿Es la maldad parte de nuestra existencia como seres humanos?.
Si somos seres creados a imagen y semejanza de Dios, si somos seres de luz, y la bondad y misericordia es parte de nuestra naturaleza humana… ¿Dónde estaba la maldad que ahora brota en los corazones de tantos hombres y mujeres en todo el País?.
¿Es normal aprovecharnos del desvalido?, ¿Un Padre o una Madre enseñaron a sus hijos a disparar a sangre fría? ¿A destazar? ¿A amputar? ¿A robar?; ¿Lo aprendieron en la escuela? ¿En el catecismo? ¿Con los boy scouts?, ¿En la natación?; No, no lo creo, pero sí lo aprendieron de alguien más, de otro ser humano… Padres, Abuelos, Hermanos, Tíos, Primos, Sobrinos, Amigos… ¿qué estamos haciendo como sociedad? ¿qué estamos creando como sociedad?.
Por favor: las masacres, las muertes, las fosas clandestinas y todas esas actividades son actos inhumanos. Estas acciones llenas de crueldad, se hacen sin amor a Dios o a la naturaleza humana.
Siempre vemos con horror los resultados… ahora cerremos los ojos por un minuto e imaginemos el “proceso de”… es algo realmente enfermizo.
Ningún ser vivo que habite este hermoso planeta actúa con una saña tal como lo hace el hombre, y lo que es peor: Sus actos salvajes los ejecuta hacia su misma especie y hasta lo disfruta. Los animales más salvajes lo hacen para alimentarse… los motivos del hombre son realmente denigrantes.
Pastores, Sacerdotes, Rabinos, Santos, Biblia, John Smith, Lutero, Buda o quien sea… hagan su chamba, y lleguen al corazón de estas personas, guíenlas y encamínenlas a dejar de lado esta maldad que nos aniquila como seres humanos.
Con todo respeto, hago una súplica a San Jesús Malverde y la Santa Muerte a que hagan ver a algunos de sus fieles a que dejen de hacer tanto daño a tanta gente; espero que pudieran estar dispuestos a perder seguidores como consecuencia de conminarlos a dejar a un lado la maldad, saña y desenfado con el que algunos toman la vida de personas (inocentes o no); y al tomar estas vidas entre sus manos, marchitan el alma de nuestro creador, quienquiera que sea.
El dinero, ropa cara, poder, temor, autos, lujos… ¿realmente valen tanto como para perdernos en el salvajismo de la maldad?
¿Podremos hacer a un lado esta maldad? ¿Cómo controlarla? ¿Cómo erradicarla si desgraciadamente al parecer también forma parte de nuestra naturaleza?... ¿Combatirla sería algo “antinatural”?
Quien pueda contestar estas preguntas, por favor, comparta sus respuestas con todos nosotros, al menos yo, no las tengo.
Torreón, Coahuila
Ricardo SADD
