‘Mi locura ya no cura... que felicidad’
Estando cuerdo todavía la semana pasada., leía el periódico. ¡Sorpresa!, una invitación. !Claro!, iré.. Rápido fui y saque boleto. Llegó el día, me levante temprano, me bañe y desayuné. Me aliñe sin utilizar espejo, no quería ver la realidad para no perder estado jovial con el que desperté. Antes de salir de casa para acudir a la cita, me detuve para ver la fotografía de mis padres despedirme de ellos como solía hacerlo años atrás. Ella, únicamente me expresó una sonrisa llena de emoción , misma que expreso aquel día en que acudí por primera vez al mismo destino al que iré hoy. Mi padre únicamente apretó su mano derecha medio la levanto con el pulgar hacia arriba, seguido de un guiño. Y salí casi corriendo de la casa impulsado por la emoción jovial. Y en poco minutos ya estaba en la parada del autobús . No paso mucho tiempo cuando miré a lo lejos venir una chatarra de autobús verde, directo a Lerdo, cuando miró que le esperaba sus llantas delanteras parecían bailar de emoción, parecía que daban un paso a la izquierda y otro a la derecha al rodar, mientras el chasis brincaba en forma rítmica para todos lados. Lo primero que imagine fue: Este camión, ahora chatarra me ha reconocido, seguro que varias veces viaje en él cuando fue nuevo y seguramente vendrá como chofer Saeb ( Hoy Dr. Saeb)..Pero no, de todos modos, sentí que el autobús continúo rodando y bailando alegremente hasta mi bajada, Ahí, me detuvo el trafico vehicular. Cuando el semáforo marco en rojo cruce la calzada J.A.Castro e inmediatamente se levantó el telón dejando al descubierto la sonrisa de la calle que es abría paso al camino que me llevaría al objetivo. Como soldado y sin perder el entusiasmo e impulso lo recorrí rápidamente sin percibir el olor penetrante a lácteo que antes existía a mitad del camino. Las casas lucían limpias, bañadas por el cielo desde muy temprano , parecían formar una valla para que pasara, tal y como lo hice durante 5 años de mi juventud, recordando que nunca llegé tarde a las citas. Cuando termine el recorrido estaba frente a mi meta, había llegado. En la entrada estaban árboles que conocí pequeños, hoy ante mis ojos sus ramas me saludaban moviéndose de un lado para otro. Adentro se miraba gran cantidad de jóvenes que parecían buscar y expresar con mucho entusiasmo y emoción sus inquietudes, mismas que expresé y busqué a la edad de ellos.
Antes de llegar a lo que iba, miré para todos lados y decía: allí, allá y también allá estuve recibiéndo cultura, formación e identidad de lo que ahora soy. ¡Y vengo por más ¡. Al terminar de “alimentarme” me encontré con mis “ hermanos de cuna“, eran pocos, esperaba ver a más, pero el afecto que me mostraron fue enorme que no pude traerlo todo, tendré que volver por el resto Al platicar sobre mis sentimientos por estar nuevamente ahí, uno de ellos dijo: Te ves bien. ¿Pero te sienes bién?. ¡Claro! . Estoy feliz en haber vuelto a mi “cuna” después de muchos años -Aaah, pensé otra cosa-. Lo que pasa es que mi locura ya no cura…….. Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.
A los jóvenes de hoy, encuentren la esencia en lo que hacen y vean, aprecien, amen y respetenla, ahí esta nuestra identidad, Serán felices, quizás puedan expresar locura de felicidad: “Ser feliz no cuesta nada, ser infeliz es costoso”.
Torreón Coahuila.
Eduardo González Caldera,
