El presidente que puso de moda la guerra
¿Es la moda algo intrínsecamente positivo? no siempre, Hitler puso de moda el odio racial y clasista en Europa en los años treinta (auxiliado por medios informativos), y miren cómo acabó.
Moda es algo que es popular, y a la vez temporal. Hace unos tres años, a las guerras en el mundo se les decía por su nombre, y los políticos belicosos eran muy impopulares. Allí está Bush, quien con guerras en Irak y Afganistán se ganó un repudio unánime.
La guerra no estaba de moda. Pero algo misterioso ocurrió desde enero de 2009, un extraño silencio mediático, una ausencia casi total de oposición a las guerras sostenidas por el recién entrado presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
¿Coincidencia?, veamos el resultado cronológico de ese silencio: (2009) inician bombardeos de EU ahora en Pakistán, (2009) aumentan tropas de EU en Afganistán, (Dic. 2009) Obama recibe Premio Nobel de la Paz, (2010) aumenta tensión EU-Irán, (2011) bombardeos de EU en más países árabes petroleros como Yemen y Libia, (2011) Irak sigue en guerra, etc... en fin, miles de vidas humanas perdidas, incluyendo civiles de todas edades. Pero basta que Obama salga a darles un discurso y casi todos los medios informativos se le postran a sus pies.
Es “la guerra justa” (aplaudan por favor), “paz vía la guerra”, “ayuda humanitaria” (también Bush la llamó así), o “la primavera árabe”.
Quien crea que eso es una primavera vaya a donde caen las bombas a ver si no corre por su vida, o donde los manifestantes “pacíficos” desmiembran vivos a sus contrapartes en plenas plazas públicas.
El mundo al revés, donde lo malo se ve como bueno y lo bueno parece malo. Martin Luther King Jr. decía: “No puedes conquistar la oscuridad con más oscuridad, sólo la luz puede conquistar la oscuridad”.
Nunca desde la Segunda Guerra Mundial había habido tantas guerras y caos en el mundo como hoy en día. Pero aún hay esperanza: el amor. Uno de los ejemplos más relevantes en tiempos modernos fue Juan Pablo Segundo, pieza clave en lograr lo que superpotencias bélicas tan sólo soñaron: el derrumbe pacífico ocurrido en 1989-91 de una de las más sanguinarias dictaduras que el mundo ha conocido: el bloque comunista de la ex-Unión Soviética.
Todo comenzó en 1979, en la ocupada Polonia (su tierra natal) ante más de dos millones de peregrinos con el famoso “no tengáis miedo”, y lo demás es historia. Casi le cuesta la vida en el atentado sufrido en 1981, pero él siguió adelante.
El mismo premier ex-soviético Mijaíl Gorbachov y el entonces presidente de EU, Ronald Reagan, ambos protagonistas del derrumbe de la dictadura, reconocieron a Juan Pablo Segundo como la roca que comenzó el derrumbe.
¿Como lo hizo? sencillo, con amor, les demostró que el verdadero enemigo estaba dentro de cada uno de ellos, no afuera. Los altos mandos de la dictadura entendieron el mensaje, así como los poderosos de ambos lados del espectro ideológico. Entonces el mundo cambiaba para bien.
Ahora, yo sé que Obama no es ningún Juan Pablo Segundo, pues la actual clase política es una escuela de egoísmo, vanidad y soberbia, pero tampoco quisiera que Obama terminara destruyéndose a sí mismo, pues el stablishment político/mediático está creando un monstruo de proporciones mundiales que al final terminará consigo mismo y se llevará a muchos más entre las patas. Eso nunca falla, revisen su historia (ej. Napoleón Bonaparte, Adolfo Hitler, José Stalin).
Torreón, Coahuila.
Antonio Arias Galán,
