Grecia, Coahuila
A raíz de la crisis económico-financiera del 2008, y de la pesada carga que representó para los contribuyentes del vecino país del norte el rescate que su gobierno hizo de las principales instituciones financieras, más de 20 estados de la Unión Americana vieron como en sus legislaturas locales se presentaban iniciativas de ley que abogaban por la escisión del Pacto Federal y reclamaban su soberanía frente a la autoridad central, en vista de la opacidad y la impunidad inherentes a la forma en como se definió ese rescate. Eventualmente, dicho movimiento se diluyó gracias al vacio mediático y al intenso cabildeo desplegado por la administración del Presidente Obama; sin embargo, la inconformidad popular ante la irresponsabilidad financiera, la corrupción institucionalizada y la socialización de las deudas continúo latente.
Ocupemos Wall Street, el movimiento ciudadano que empezó en las calles de Nueva York y que se ha extendido a otras ciudades norteamericanas, es a la vez, otra expresión de este mismo descontento y la adición más reciente a la ola de protestas de carácter económico que se han propagado alrededor del mundo y cuyo origen es Grecia; el peligro más grande para la continuidad de la Unión Europea y el epicentro de sus recurrentes turbulencias financieras.
México también es escenario de inconformidades, de corruptelas y de colosales deudas. Coahuila es su mejor ejemplo, y la sociedad lagunera en su conjunto, la víctima más perjudicada. ¿Por qué debemos asumir el pago de una deuda que no se vio reflejada en la atención a nuestras necesidades y en la construcción de un futuro para La Laguna? ¿Por qué? Si lo único que nos tocó de la deuda por 54 mil millones de pesos que generó el moreirísmo (capital + intereses a 20 años), ha sido la obligación de pagarla. Aquí no llegaron las grandes empresas, no se crearon empleos, no se impulsaron estrategias regionales, no se construyeron hospitales ni tampoco se atendió la problemática hídrica. El monto de la deuda pública del Estado de Coahuila, es la expresión numérica y cuantificable del favoritismo brindado a la región Sureste y del traro discriminatorio que ha recibido la Comarca Lagunera. El clima de inseguridad que azota a esta tierra, no debe descontextualizarse del terrible efecto que sobre ella ha tenido la marcada ausencia de Voluntad Política y el apartheid de inversiones productivas que, desde hace varios sexenios, le fue impuesto desde Saltillo. La crisis de oportunidades y la crisis de esperanza que consume a sus jóvenes, son las precursoras directas de su descomposición social y de la fortaleza de los narcocarteles.
El futuro ha sido hipotecado. La crisis financiera pronto se volverá operativa. La permanencia del Clan Moreira al frente del estado, representa por si sola, la principal amenaza a su calificación crediticia y la garantía de un ascendente costo moral, y monetario, para todos los coahuilenses. La irresponsabilidad económica del moreirísmo, su pantagruélica voracidad electoral y su estilo juancamaneyesco de hacer política, no solamente disolvió poderes y eliminó contrapesos, también comprometió la viabilidad de nuestra Entidad Federativa y abonó a la inconformidad de sus regiones. Vaya ironía, quien se afanó en hacer de Saltillo “La Atenas del Norte”, terminó por convertir al estado en Grecia Coahuila.
La coyuntura actual, el horizonte nublado y la certidumbre de inalterables inequidades respaldan el planteamiento de las siguientes alternativas: 1) Que finalice el apartheid de inversiones hacia La Laguna y se le incluya, ahora si, en el proyecto coahuilense; 2) Que se conforme el Estado de La Laguna, o bien; 3) El que en un acto de inusitada congruencia, la región comprendida por Saltillo y Ramos Arizpe se escindan de Coahuila, absorban el monto de la deuda y constituyan el Estado Moreirista.
Julián Mejía Berdeja.