Mocedades/Consorcio
El pasado 17 de octubre por la noche, un grupo de amigos, convocados por la nostalgia nos encaminamos al Teatro Alberto M. Alvarado a disfrutar la evocación de antiguos y gratos recuerdos entretejidos con las melodías y las letras de las canciones del grupo Mocedades, ahora transformado por algunos de sus fundadores en Consorcio.
Rodeados de un público nutrido y emocionado fuimos informados por una pantalla electrónica que lo recaudado de las entradas de ese concierto, sería utilizado para llevar la cultura a unas dos docenas de colonias populares de Gómez Palacio, Durango.
Llevar el mensaje cultural a las periferias y los ejidos del municipio, tan ayunos de alimento espiritual como del material, dignifica a cualquier gobierno que se precie de sensible pues no deben existir ciudadanos de primera y de segunda, sin embargo, la decisión populista a la “Chucho el Roto”, (quítales a los ricos para dar a los pobres) produce precisamente el efecto contrario, esto es, la medicina agrava la enfermedad.
Veamos por qué: en la ciudad de Durango, asiento de las autoridades estatales, ahora mismo y en la enorme plaza Cuarto Centenario abarrotada de gente, se están presentando los mismos espectáculos: Mocedades, Julieta Venegas, Anna Torroja, entre otros, que forman parte del Festival Cultural Revueltas 2011, subsidiados todos por el propio Gobierno del Estado y allá se ofrecen a todo público, (ricos, clase media, si todavía existe, colonos, ejidatarios, etc.)
Da la casualidad que siempre nos hemos quejado de que los “duranguitos” nos ven como ciudadanos de segunda y ahora que podemos erguirnos al mismo nivel, pues tenemos plazas y explanadas apropiadas para la presentación de cualquier espectáculo, resulta, que a los eventos que vienen subsidiados por el Gobierno del Estado para que los disfrute el pueblo, les ponemos precio, dizque para apoyar a los que menos tienen, lo que al final de cuentas nos lleva a negar a un gran número de gente de ese pueblo empobrecido la oportunidad de disfrutar un espectáculo que sería de su gusto y al cual difícilmente podría acceder. “Te quito la cultura, para llevarte la cultura”.
Así andamos en Gómez Palacio, Durango, pobres de los pobres, que para llevarles el servicio más elemental hay que recurrir a la colecta pública, porque no hay dinero, las arcas están vacías y ni quien reclame.
¿O será que nuestros políticos no se atreven a presentarse en actos masivos, por aquello de que el pueblo desfogue su amplio pecho?
Gómez Palacio, Durango.
Eugenio García Muñoz,
