Juegos Panamericanos, insultante fiestecita fugaz
En reciente emisión de un noticiero de cobertura nacional se difundió que el gasto de la inversión en infraestructura para los Juegos Panamericanos fue la friolera de ¡3,000 millones de pesos!, justificándose la exorbitante partida haciendo énfasis en la futura utilidad de las flamantes instalaciones. Monumental dilapidación de recursos en su máxima expresión con el agravante de asignarlos renglones no prioritarios como la fugaz fiestecita deportiva, lo que simplemente corrobora la estrategia eterna de pan y circo para el pueblo, aunque el pan escasee para una numerosísima familia mexicana con una población de más de 105 millones de seres humanos.
Es insultante tal dispendio en un país con 50 millones de pobres cuyas necesidades- más que de eventos deportivos internacionales- son de naturaleza vital, como alimentación, seguridad, salud, educación, comunicaciones y otros rubros mucho más importantes que los mencionados juegos.
En México se dan múltiples erogaciones no racionalizadas en función al desarrollo económico y social del país por parte de los 3 niveles de gobierno en renglones estériles como el año pasado con motivo de la otra “fiestecita fugaz” del bicentenario en la que también se gastaron otros ¡3,000 millones de pesos!
¿Será tan difícil para los financieros mexicanos gubernamentales distinguir entre los conceptos de gasto o inversión?, por si hubiese dudas: la inversión es una colocación de capital que genera ganancias futuras y el gasto es una salida de dinero que no es recuperable, así de simple.
Cuernavaca, Morelos.
Francisco Benavides Beyer,
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Las mil y una respuesta
Las mil y una respuestas de nuestro presidente Eduardo Olmos y sus secuaces. Tratando de burlas el intelecto de los ciudadanos con sus respuestas inversosímiles.
Me indigna saber que el Centro Casa Amiga de la colonia Compresora fue cerrado de la noche a la mañana, llevándose el mobiliario así a escondidas como viles criminales.
Ahí un grupo de adultos con discapacidad pasaba las mañanas con terapias de distracción o diversos talleres, aligerando a las familias las dificultades para tratar a los jóvenes con discpacidad.
Las respuestas sin fundamento de Olmos habla de inseguridad, que casi no asistían las personas, etcétera. En ese caso se clausuraría toda la ciudad, ahora han surgido un sinfín de pretextos, que con todo respeto rayan en lo ridículo.
Antes un DIF que se encargaba de los grupos vulnerables, hoy es un sitio sin orden, ni respeto para gente dicapacitada, una institución que no ayuda o ayuda a medias.
Qué vergüenza de que quien se encarga de dirigir esta ciudad, no sea capaz de enfrentar las problemática de la misma, que se esté dedicando a derrumbar las instituciones y nuestra ciudad.
Mientras seamos tan pasivos y aceptemos se burlen con sus absurdas respuestas y pretextos, seguirán pisoteando nuestros derechos.
Las personas con discpacidad también son ciudadanos.
Torreón, Coahuila.
Enrique Ríos Sifuentes,
