Reto vital e impostergable de la comunidad coahuilense
Nuevos y asombrosos vientos han estado recorriendo el estado de Coahuila de Zaragoza. Vientos de plena y brutal libertad que consolidan una insospechada y sospechosista autonomía.
Se cocinan al vapor leyes y decretos a la medida del apetito del comensal.
Se inventan decretos en lo oscurito de la Legislatura a la medida de las necesidades de Luis XIV, que continúa regenteando el Esado.
De hipotécale futuro de la niñez y de la juventud coahuilense hasta la tercera y cuarta generación inclusive, con una sonrisa o si le queréis llamar mueca a flor de boca chueca. Así de fácil se les arrebató, de un solo tajo, la felicidad y el futuro.
Se realizaron en los últimos seis años un cúmulo de maniobras administrativas que llevaron al Estado de Coahuila a la banca rota, como por arte de magia al más puro estilo de Merlín.
Todo lo anterior y mucho más se instrumentó a ciencia y paciencia de los 25 diputados locales; el titipuchal de funcionarios y empleados públicos estatales y de los 38 presidentes municipales, quienes en su momento, nadie lo que se llama nadie, dijeron esta boca es mía.
¿De a cómo fue….?
Se presentan denuncias penales por los propios desfalcadores enderezadas contra sus propios cómplices, valga la redundancia. (exgobernador contra su extesorero del estado o secretario ejecutivo del SATEC y otros) radicados en la comodidad de sus propios tribunales del fuero común. Simulación a todas luces dotada de una gran carga de impunidad, al querer evadir, con ello, algún juicio posterior que viniera de alguna autoridad de carácter federal y en su caso, argumentar olímpicamente que no es legal juzgar por el mismo delito a persona alguna.
En qué mundo vivimos, dónde están las voces de los representantes populares, nuestros diputados locales y de los miembros de los cabildos, que juraron cumplir y hacer cumplir las constituciones políticas de la república y del Estado, dónde están las voces de las organizaciones civiles, de los hombres y las mujeres descendientes de los Ramos Arizpe, de los Madero, de los Carranza. Don Miguel Ramos Arizpe pugnó para crear el Estado de Coahuila y Texas y lo dotó de su primera constitución en 1835 que le otorgaba autonomía para servir, no para delinquir y los dos últimos prohombres, fundadores del México moderno entregaron sus vidas por las libertades y las instituciones que nos legó la constitución de 1917, que actualmente deberían regir nuestro país.
Finalmente, la adversidad nos enfrenta a un múltiple y pesado el reto a vencer: un exgobernador sol, una autonomía estatal de opereta, un ejército de representantes populares, estatales y municipales sordos y mudos, una deuda pública por 34 mil millones de pesos, una comunidad coahuilense actual y pusilánime que no sale del pasmo y lamentablemente una niñez y una juventud sin pan y sin horizonte.
Torreón, Coahuila.
Ramón Viesca González,
