El verbo robar
Los partidos a través de sus bancadas o manadas carentes de ideologías con un mínimo de ética social practican y conjugan el yo robo, tú robas y todos robamos y todos felices siempre y cuando no robes de más y de ser así negociamos y nos vamos con la del Puebla. ¿Oye, y la nación? Pues que se la cargue el payaso. Y así se reparten los despojos de la pobre patria y cien millones de atribulados mexicanos vemos cómo mil sujetos entre legisladores y sus titiriteros nos friegan a todos.
En el sexenio anterior le pegaron una puñalada de un millón de millones con el “Robaproa” siendo un atraco negociado entre los dos grandes partidos y por supuesto los partidos negocio también estiraron la mano porque se les puede acusar de todo menos de tarugos y de haberse quedado fuera de la polla.
Si un señor se roba una maceta pues al fresco bote y a este paso el pueblo robará hasta un mendrugo de pan igual que con la obscena sociedad de déspotas franceses del siglo dieciocho que fue rematada con algunos miles de decapitados hoy en nuestra nación el monto del atraco sí importa, así vemos al hermano del alcalde de Monterrey que se embolsó unos cinco millones y pues a masticar barrote, pero si se hubiera robado treinta y cuatro mil millones pues hasta la jefatura de algún partido se habría comprado.
Y lo más lamentable de que este asuntillo es que se negociara con alguna canallada en el reparto de las cuotas del poder así el precio de nuestra democracia que ha sido secuestrada por la partidocracia se está volviendo insostenible porque la voracidad de estas personas es cada vez mayor y dijera usted, es lana que aquí se gasta en el país, pues no, porque estos señores invierten en el extranjero y la sangría a la nación es más desastrosa.
Así pues vemos como en los países fregados los robos y las pérdidas las paga la sociedad y las utilidades de los atracos van a dar a los bolsillos de los vividores.
Y oiga usted todavía el perverso y cínico sistema en vez de acabar con la impunidad crea otra secretaría de inútiles burócratas que se llama atención a víctimas del delito. ¿Tendrán capacidad estos señores de atender a cien millones de mexicanos, víctimas de la mayor delincuencia superorganizada que son los partidos?
No cabe duda que la trayectoria que lleva nuestra pobre patria es el precipicio porque le están dando “cuello” a la gallina de los huevo de oro.
Y Dios nos guarde de no vernos en un futuro próximo como algunas naciones de África que son manejadas por hordas de criminales, y como dijeran en el rancho ya no le “buigan”, pero Dios que nos proteja de esta competencia de bandidos.
Torreón, Coahuila.
Arturo Pedro Salas Juárez.
