Política a la mexicana
Difícilmente se podría encontrar una profesión más desprestigiada aquí en México que la del político y es que se lo han ganado a pulso: diputados ineptos e irresponsables, gobernadores corruptos y cínicos, presidentes municipales rateros y coludidos con el crimen organizado; etc, etc.
Pudiendo ser una de las actividades más gratificantes ya que su esencia consiste precisamente en mejorar las condiciones de vida de las mayorías en desventaja, se ha convertido en toda una industria en donde los protagonistas buscan sin mayor miramiento obtener las máximas prebendas posibles: puestos estratégicos, prestaciones, negocios, cuotas de poder, concesiones, relaciones, etc.
Y es que el que decide entrarle a esto difícilmente lo hará con ganas de hacerle al estadista (seguro que ni siquiera saben lo que significa), más bien tendrá como objetivo único el beneficio personal a través de estas prebendas, por cierto, sería más que interesante que una empresa seria (de preferencia extranjera para lograr la objetividad) hiciera un estudio de las condiciones económicas de estos personajes antes y después de, seguro que nos llevaríamos sorpresas tan desagradables como el tamaño de las diferencias que seguramente se encontrarían.
En países avanzados los servidores públicos son gente altamente reconocida por su comunidad, por su honestidad, integridad, honradez y congruencia; dichos puestos están reservados sólo para ellos y quienes los ocupan tienen un gran honor al hacerlo, así como un enorme compromiso que difícilmente estarían dispuestos a quebrantar.
En nuestro país los políticos se aprovechan de los millones de pobres a quienes compran a cambio de migajas que les hacen percibir que son la mejor opción, igualmente, suelen asociarse con la plutarquía con la cual logran una simbiosis más que conveniente y lucrativa para ambos bandos.
Es por algo que “Pepito” prefirió contestarle a su maestra que su padre trabaja como cantinero en un congal, antes de reconocer que la hace de político.
Jaime Díaz de León.
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Costa Rica, país ejemplar en Latinoamérica
Amigas y amigos: un pequeño país de Centroamérica ha logrado ponerse a la cabeza de muchos países latinoamericanos por los logros obtenidos en prácticamente todos los órdenes que distinguen a un país preocupado por el bienestar de su población. Está considerado como el país más igualitario de América Latina. Es igualmente considerado como el país con la democracia más consolidada. En l948 abolió el ejército y mantiene su seguridad interna con una Policía civil desarmada. Esto les ha permitido canalizar mayores recursos (en vez de destinarlos a mantener un ejército) a la educación, a la cultura y a la salud. La educación promedio es de 10 años y medio mientras que este índice en los demás países de la región es de 7 años y medio. Posee el primer lugar en el índice de satisfacción de vida de Latinoamérica Y se pueden seguir enumerando muchos más logros en materia de economía y globalidad (aparte de sus amplias relaciones comerciales con Estados Unidos, ha logrado penetrar fuertemente sus relaciones con China y los países del Medio Oriente).
Y por si fuera poco, es un país colmado de bellezas naturales que lo han convertido mundialmente en un atractivo turístico muy importante.
Costa Rica es un país pacífico y pacifista. Desde luego no todo es perfecto y tienen también sus problemas, pero comparativamente con el resto de países latinoamericanos, los “ticos” realmente tienen una situación admirable y envidiable, todo porque han tenido gobiernos eficaces y poco inclinados a la corrupción, misma que, cuando se presenta, es castigada dura y ejemplarmente tal y como sucede en nuestro México.
Héctor Astorga.