Apuntes de economía
Sabido es que la economía tiene por objeto desarrollar todo tipo de métodos y actividades con vistas a satisfacer las necesidades humanas materiales del mejor modo posible. Ahora bien, el ser humano no sólo es un ser de necesidades materiales: alimento, vestido, hogar, sanidad, etc. sino también es un ser de deseos que aspira constantemente a mejores alimentos, mejores vestidos, mejores condiciones del hogar y mejor salud, con aspiraciones siempre renovadas de alcanzar mejores condiciones de vida en general.
Nuestros antepasados tenían nuestras mismas o parecidas necesidades y deseos pero, o bien se conformaban con sus formas de vida más o menos primitivas en cuanto a comodidades y servicios, o bien se instalaban en lo que se puede denominar la economía conservadora, es decir, primero trabajar, luego ahorrar y finalmente disfrutar, comprando los bienes materiales que necesitaban o les apetecían y estaban a su alcance. Con esta filosofía económica, no se equivocaban nunca, no se veían jamás atrapados por sus propias decisiones económicas, no solían deber nada a nadie porque se abstenían de comprar a crédito y de este modo tan sólo podían temer la falta de trabajo y por tanto de ingresos y la venida de una enfermedad larga o grave.
Luego vino, con el desarrollo de nuevos bienes que hacen la vida más activa y placentera, como los automóviles, electrodomésticos, aviones, etc. lo que se puede llamar economía progresista, basada en la compra a crédito, con lo que se invierte la forma de vida económica de los individuos y se pasa a primero disfrutar y luego trabajar y pagar, mientras se puede. A este nuevo planteamiento contribuyó lo que se ha venido a denominar jactanciosamente el Estado del bienestar, consistente en que el Estado garantiza a las personas la sanidad, la ayuda en caso de desempleo y la pensión o ayuda económica para el caso de jubilación.
Pero hete aquí que, no todos los políticos que administran los ingentes caudales públicos que se necesitan para hacer frente a esas obligaciones asumidas por el Estado de lo que se llama Seguridad social, son competentes, honrados y ecuánimes y muchos de ellos –demasiados según algunos- deciden abusar de sus cargos para enriquecerse faltando a la justicia, o los utilizan para derrochar o dilapidar esos mismos caudales con fines políticos ideológicos de forma sectaria, entre sus simpatizantes y amigos. A partir de aquí el ciudadano corriente se encuentra atrapado por las deudas y en manos de demasiados políticos corruptos o codiciosos. Un día se decidió a endeudarse movido cada vez más por la publicidad y el consumismo y a disfrutar de los bienes y luego trabajar. Llega otro día en que el ciclo se rompe, el trabajo se acaba y nadie puede pagar a nadie, (salvo los funcionarios y las personas adineradas) empezando por la propia Administración como ocurre en España.
En esas estamos en la UE, y los políticos europeos, que se equivocaron al implantar el euro como moneda única para todos los miembros, sin establecer primero la necesaria armonización y regulación económica y fiscal para todos, sólo se les ocurre que los países que han engañado o administrado mal sus cuentas públicas, el facilitarles el camino de lograr más y más deudas para hacer frente a las contraídas por el despilfarro acumulado, en una escalada en la que no se le ve el final.
A modo de conclusión de estas sencillas y elementales reflexiones, me parece que los ciudadanos corrientes tenemos dos opciones: o bien volvemos a la economía conservadora en alguna medida y evitamos en el futuro situaciones dramáticas como las actuales, o bien exigimos políticos competentes.
Foro Independiente de Opinión
Zaragoza, España.
Roberto Gao García