La fuerza del verdadero amor
Por más que las voces dominantes del stablishment nos quieran meter en la cabeza la ideología de que la violencia, el odio, los misiles y la muerte son la solución y la “primavera para el mundo”, muy en el fondo todos sabemos que no existe fuerza más poderosa en el mundo que el amor, lo único que da verdadera felicidad, lo único que el dinero no puede comprar.
Si el mundo sigue aún en pie a pesar de todos los problemas, es porque aún hay mucha gente que ama. Y no me refiero al “amor” a cambio de votos que pregonan algunos políticos a quienes ya comprobamos que se les cae la careta si no reciben sus tan deseados votos.
El verdadero amor es sencillo, no es egoísta ni soberbio, es gentil, insofisticado, desinteresado, perdurable y mucho más. Ejemplos hay muchos: la madre que espera con amor el nacimiento de su bebé; la vecina que prepara comida para otra vecina que no tiene que comer; el sacerdote que visita a los enfermos y a los presos para darles esperanza y alimento espiritual. El marido y la mujer que prefieren sacrificar lujos materiales con tal de tener más tiempo para sus hijos; el político que se niega a transar aunque sus jefes le digan “si tú no lo haces pondremos a otro que sí haga transa”; el comunicador cuyo compromiso es con la verdad por encima de agendas ideológicas y de “lo políticamente correcto”; el docente cuyo mejor legado para sus alumnos es el buen ejemplo de su vida.
En todos ellos(as) vive el amor. Quizá ahora me estás diciendo “se vale soñar”, pero el amor es algo muy real, al menos en la gente común lo es, pero al parecer, no tanto así en los altos círculos del poder de facto. Por ejemplo, hoy en día si quieres ser presidente de Estados Unidos tienes que aprender a sonreír mientras matas y bombardeas.
Tal cantidad de poder es algo muy tentador, pero aún así, la mayoría de la gente común no estamos de acuerdo con esas formas de actuar. Otro caso, aquí en México ciertos círculos de poder político y mediático están queriendo imponer sutilmente ideologías egoístas que no coinciden con la voluntad de la mayoría del pueblo.
El amor comienza en la familia, con el prójimo (el más próximo), ya después cualquiera puede ser el prójimo. Y entonces, ¿qué es lo que les ocurre a personajes belicosos como por ejemplo Obama y Bush?, ¿dónde fue que se perdieron en el camino?, les ocurre lo que al sapo cocinado.
Miren, si pones un sapo en un sartén con agua muy caliente, el sapo inmediatamente brinca y sale del sartén, pero si pones al sapo en un sartén con agua templada muy confortable y enciendes la hornilla a fuego muy lento, el sapo permanecerá y se irá aclimatando hasta cocinarse.
Ya no son lo que fueron destinados a ser, sino lo que se han permitido ser. Los seres humanos hemos sido creados para grandes cosas (no para despedazarnos entre sí), y la cosa más grande es el amor.
Antonio Gerardo Arias Galán.
