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Fraudes electorales: el gran retorno

JULIO FAESLER

Un grueso catálogo de los fraudes electorales más usuales que el Consejo para la Democracia con otras organizaciones cívicas publicamos hace varios años contenía una relación casi exhaustiva de las manipulaciones que el partido oficial, el PRI, orquestaba para asegurarse su permanencia en el poder.

Ciudadanos perdidos en una confusión de direcciones distorsionadas de las casillas, padrones electorales infladas con difuntos, llenados previos de urnas, dilaciones en la instalación de las casillas y naturalmente, la reina de los delitos electorales la alternación o falsificación de los resultados electorales eran unos cuantos de las fechorías que desviaban las elecciones gracias a las cuales eran completamente previsibles los triunfos de lo candidatos oficiales.

El efecto de todo este gran tinglado de fraudes fue que, cuando se preparó el código electoral, su articulado tuvo que ser el más abultado del mundo. Tan numerosas las triquiñuelas que habría que contrarrestar que una parte muy sustantiva del documento se dedica a describir los castigos que les corresponder.

Los duros esfuerzos fueron premiándose con la creación del Padrón Electoral, la Credencial de Elector con foto y los cuidados por que no se dieran las mil un fraudes que prevenía el Manual del Ciudadano y el Tribunal Electoral.

El IFE con su gran Consejo "ciudadanizado" y su vasto personal es un aparato que se diseñó grande, el mayor del mundo, para poder controlar fraudes en grande. Pues ni así.

Cuando el gobierno definía los resultados de las elecciones hasta el última detalle la elección del Presidente de la República, de los Gobernadores o de los Presidentes Municipales no presentaba problema que el ciudadano común corriente tuviera que resolver. Hoy día, para millones de mexicanos el PRI quiere que su la situación vuelva a ser la misma.

A un año de distancia de la fecha en que iremos a las urnas para elegir Presidente de la República, y Legisladores, una inmensa proporción de los votantes no tiene la menor idea de la trascendencia del poder electoral que le significa ser titular de una Credencial de Elector ni el potencial para el cambio nacional que ella encierra.

La victoria del voto libre que se produjo en 1997, en 2000 y 2006 no parece haber arraigado en la mente popular. Debido a esto, el PRI puede manipular elecciones como las de hace tres semanas.

No solamente se manejaron marejadas de dinero en la campaña de sus candidatos sino que se llegaron a extremos inusitados del traslado de votantes de entidades vecinas con engaños para que votasen con credenciales expedidas con engaño.

La masiva maniobra ha sido tan notoria que se ha constituido una comisión del Instituto Electoral del Estado de México para investigar el motivo del abstencionismo en las elecciones del 3 de julio en que la participación fue solamente de 43% del padrón.

Según lo manifestó uno de los Consejeros Electorales, Juan Carlos Villarreal Martínez, una de las causas de la abstención es que 46% de los electores no son originarios del Estado de México.

Es un hecho, sin embargo, que tras de reflejarse la escasa participación, el 64% de los votos emitidos favorecieron al candidato del PRI. Es evidente, que reducido el número de votantes efectivos, lo que determinó el este triunfo fue el voto duro del PRI.

El fenómeno es explicable. Los observadores reportan que la gente simplemente no tuvo interés en votar porque "no tenía sentido hacerlo". Algunos vendieron sus votos, es decir aceptaron dinero por hacerlo a favor de Uruviel Ávila. La razón: "para que mi voto siquiera me sirva para algo".

En Veracruz, según lo relata Denise Maerker , se dio el caso más escandaloso. Se registró una oleada de electores que provenían de los estados vecinos como Tamaulipas, San Luis Potosí, Morelos o Puebla o de más remotos como Chihuahua, Baja California o Chiapas.

La Fiscalía Especializada en Delitos Electorales detectó que de 3,055 casos que se investigaron de cambios de domicilio, solo se admitieron 492. Es decir, 2234 eran ficticios.

Personas fueron trasladadas de Cuernavaca a Boca del Río, Veracruz, donde naturalmente el PRI ganó fácilmente las elecciones.

En Coahuila, en las recientes elecciones para gobernador donde ganó el hermano del presidente nacional del PRI, hace tiempo no se registraban tantos resultados "zapato": números arrolladores de votos en un solo sentido en casilla tras casilla.

Las experiencias hablan por sí solas: se revelan los métodos que esperábamos enterrados en el pasado con que el PRI planea regresar y desde ahora nos anuncia la clase de democracia que le tiene guardada al país.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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