El primer síntoma de que la crisis global puede amarrar en playas sudamericanas, se registró en Brasil durante el tercer trimestre, donde la economía se estancó de golpe, configura una amenaza para la región.
El crecimiento en ese periodo, en la economía más grande de la región, fue igual a cero, comparado con los tres meses anteriores, lo que para los analistas generará repercusiones en los socios comerciales brasileños.
Junto al estancamiento económico, otra variable envió señales de alerta a las autoridades brasileñas. La inflación de noviembre fue de 0.52%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), lo que marca que el costo de vida asciende a 5.97%, lo que amenaza la meta para 2011, fijada por el gobierno en 6.5%.
Después de conocerse el freno en el crecimiento económico del país más grande de Sudamérica, el ministro Guido Mántega anunció una nueva revaluación de lo que será el crecimiento durante 2011.
De la previsión de 4.5% con que el gobierno de Dilam Rousseff había comenzado el año, ya había pasado a 3.8%, tras observar a mitad del año que la política de enfriamiento de la economía para evitar una crisis daba resultados.
Ahora, con "el parate" de agosto-septiembre y octubre, esa previsión es de 3.2%.
6.5
POR CIENTO
Es la meta inflacionaria fijada para este año.